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LOS SANTOS Y LOS ÁNGELES..5,1.23
LOS SANTOS Y LOS ÁNGELES
Santa Margarita María de Alacoque (1647-1690) dice: Tenía la dicha de gozar frecuentemente de la presencia de mi ángel custodio y de ser también frecuentemente reprendida por él… No podía tolerar la menor inmodestia o falta de respeto en la presencia de mi Señor sacramentado, ante el cual lo veía postrado en el suelo y quería que yo hiciese lo mismo1 .
La beata Ana Catalina Emmerick (1774-1824) afirma: Mi ángel me acompaña con frecuencia; unas veces, va delante de mí; otras, a mi lado. Siempre está en silencio o reposado y acompaña sus breves respuestas con algún movimiento de la mano o con alguna inclinación de cabeza. Es brillante y transparente. A veces, severo o amable. Hablo confiadamente con él y me da instrucciones. A su lado siento una alegría celestial2 .
Santa Faustina Kowalska (1905-1938) escribe en su Diario: Mi ángel me acompañó en mi viaje hasta Varsovia. Cuando entramos en la portería (del convento) desapareció… Cuando de nuevo salimos con el tren de Varsovia hasta Cracovia, lo vi nuevamente a mi lado. Cuando llegamos a la puerta del convento, desapareció3 .
El padre Pío de Pietrelcina (1887-1968) también tenía mucha devoción a su ángel custodio. Durante la primera guerra mundial estaba de soldado y un día, al querer ir a su pueblo de Pietrelcina, tomó el autobús, pero no tenía suficiente dinero. Confió en la providencia, pensando en disculparse. Pero subió con él un extraño personaje, elegantemente vestido y con una maleta nueva que se sentó a su lado. Cuando el cobrador se acercaba pidiendo los billetes, el padre Pío estaba preocupado, pero el cobrador le dijo: “Alguien, ya pagó por usted”. Miró al personaje vecino, pero no dijo nada… Al llegar a su pueblo, se bajó del autobús y miró al compañero para saludarlo, pero ya no estaba. Este suceso lo contaba muchas veces a sus hermanos, como dando a entender que Dios le había socorrido por medio de su ángel .
SANTA GEMA GALGANI Y SU ÁNGEL CUSTODIO
EL ÁNGEL CARTERO
Una de las cosas más hermosas de la vida de santa Gema es observar a su ángel como un humilde servidor que le hacía favores de toda clase, incluso llevarle las cartas al correo para ahorrarse el franqueo. Normalmente, esas cartas llevadas por el ángel, las recibía el padre Germán por el correo ordinario. Pero algunas veces las recibió por medio de un pajarito, bajo cuya figura estaba su ángel
El padre Germán le escribía a la señora Cecilia para probar, si realmente era el ángel el que llevaba las cartas: Respecto al cartero angélico, podría hacerse otra prueba. Cuando Gema tenga ya preparado el sobre de que le he hablado, un sobre cerrado, ponga las señas y se lo entregue a usted. Usted lo coja y lo ponga en un sitio apartado, colocando encima una imagen del venerable Gabriel, rogando al Señor que sea glorificado en esta su sierva y que no permita que el enemigo engañe a nadie. Si después de pasados tres días, el sobre siguiese en su sitio, usted tendrá la bondad de enviarlo por correo
La señora Cecilia Le escribió al padre Germán una carta en la que le decía: El día 12 se le envió una carta. ¿La ha recibido? Se remitió de este modo. Se la entregué a don Lorenzo, quien la puso bajo llave la tarde del día 12. El día 13 a eso de las tres de la tarde, estaba con la rueca, mientras Gema se hallaba con el niño en brazos. De repente, me dice que ha visto pasar al ángel por la ventana de don Lorenzo con la carta en la mano. Corrí al momento a llamar a don Lorenzo, que tenía la llave en el bolsillo, y le dije: “Vamos al instante a ver”. Miramos y la carta no estaba ya. Dígame enseguida, si la ha recibido .
El padre Germán le contestaba el 21 de junio, diciendo: Recibo en estos momentos las dos cartas de que me hablaba en su apreciadísima última. Una trae la fecha del 12 y la otra viene sin ella. Las dos llegaron juntas. Dios es caridad infinita. ¿Por qué, pues, maravillarse de verle condescender tanto con sus criaturas
El 22 de junio de 1901 Gema incluyó en un mismo sobre, para confiárselo al ángel, dos cartas distintas: La una para el padre Germán y la otra para la Madre Josefa. Gema se las entregó a la señora Cecilia. Y la señora Cecilia, según órdenes recibidas, escondió primeramente el sobre en la habitación de don Lorenzo (sacerdote que vivía alojado en la misma casa). Luego trasladaron el sobre al sitio más escondido e impenetrable de la casa, colocándolo entre dos imágenes, una de san Gabriel de la Dolorosa y otra de san Pablo de la Cruz.
Al día siguiente, a eso de las dos de la tarde , la señora Cecilia se entretenía en el comedor, hablando con su sobrino mayor, cuando se presenta Gema y le dice que ha visto al ángel que llevaba el sobre. Acudió al lugar donde lo había escondido y había desaparecido
El padre Germán le escribió a la Madre Josefa diciendo: Ambas cartas, la suya y la mía me fueron entregadas por el ángel custodio . ¿Cómo? Se sabe que habló de una carta que sintió caer sobre su escritorio una noche en que sus hermanos se hallaban recitando el Oficio de maitines en el coro. Según el Superior del convento de Corneto, durante los maitines llamó un desconocido a la portería diciendo que debía entregar con urgencia un pliego personalmente al padre Germán. A partir de ese día, el padre Germán no tuvo dudas del mensajero angélico.
El padre Germán le escribió a la señora Cecilia: La carta de Gema entregada al ángel custodio me llegó puntualmente. ¡Viva Jesús de Gema!
Afirma el padre Germán: Al ángel le daba encargos para el Señor, la Virgen o los santos y, en ocasiones, le confiaba cartas cerradas, suplicando que le trajese contestación, la cual en efecto llegaba y muy pronto. Cuántas pruebas hice para asegurarme de que hechos de tal naturaleza obedecían a causas sobrenaturales. Ni una sola falló. Tuve que convencerme de que el cielo, por decirlo así, quería jugar con esta joven tan sencilla como amada. Si mandaba a su ángel con algún encargo para personas de este mundo, como lo hacía con frecuencia, le causaba extrañeza que no se le contestase .
El padre Germán le contó confidencialmente a Monseñor José Gueri, regente de la Dataría apostólica, quien en 1930 lo consignó por carta al postulador de la Causa de beatificación con estas palabras:
Cumplo con el encargo de escribirle cuanto me contó el llorado padre Germán sobre el modo verdaderamente extraordinario como en cierta ocasión recibió una carta enviada por Gema desde Luca.
Una mañana, en que se extrañaba del largo tiempo transcurrido sin tener noticias de Gema, sintió que un pájaro revoloteaba rozando con sus alas los cristales de la ventana. Al principio, no le dio importancia, pero como el pájaro perseveraba en la misma actitud, se acercó a la ventana, observando con sorpresa que traía una carta en el pico y que, en vez de asustarse, daba signos de querer entrar en la celda. Abrió el padre la ventana, entró el pájaro y, después de dejar caer la carta sobre la mesa, se alejó volando.
La carta era de Gema y, como en ella suplicaba que le contestase pronto, lo hizo inmediatamente, colocando la carta en la parte exterior de la ventana. Cerró ésta y, al instante, vio acercarse al pájaro que, tomando la carta en el pico, emprendía el vuelo, desapareciendo al punto de la vista. Al poco tiempo, Gema recibía respuesta
Este hecho me lo refirió el padre Germán en la misma habitación en que había sucedido, añadiendo numerosos pormenores
Pero no sólo su ángel, también el ángel del padre Germán le hacía de cartero. Afirma: Deseaba ayer escribirle… La carta la he consignado en manos de su ángel custodio, que me ha prometido llevársela. Haga usted lo mismo y así no gasta dinero. ¡Qué bueno es su ángel!
El padre Germán le escribía a Gema: ¿Has visto a mi ángel? Te lo mando muy a menudo, lo mismo de día que de noche… El ángel ¿te sigue cogiendo siempre las cartas? Todas cuantas hasta ahora ha tomado las he recibido y todo cuanto me has escrito lo he entendido107 .