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Lourdes.Español.18.19.9.21
CURACIONES INEXPLICABLES
Luis, de 22 años, y su hermano José, estaban trabajando en la cantera, ocupados en hacer un agujero para poner pólvora y hacer explotar unas rocas. La pólvora explotó antes de tiempo. Luis quedó con el rostro quemado y el ojo derecho muy herido por un pedazo de piedra. Este accidente le ocasionó grandes sufrimientos y hubo de estar en cama durante tres meses con una camisa de fuerza, porque deliraba por los grandes sufrimientos. Su sistema nervioso cerebral estaba en continua irritación, estuvo casi dos años atacado de locura. Fue mejorando, poco a poco, pero, cuando quiso comenzar a trabajar, su ojo derecho estaba con una visión muy débil. El ojo estaba casi perdido.
Él oyó de las maravillas que hacía el agua de Lourdes y envió a su hija a la gruta a buscar agua. Apenas se la aplicó a su ojo, vio una luz, dos horas después distinguía los objetos y aseguró que hubiera podido leer con alguna dificultad. Al tercer día, después de haberse lavado con el agua de la gruta, él veía tan perfectamente como si nunca hubiera tenido el menor accidente. Y con este ojo curado veía mejor que con el otro, que no fue herido. Estaba convencido de que la Santísima Virgen María, Madre de Dios, había dado al agua de la gruta el poder de curar
Otro caso. Croixine Duconte, de 38 años, vecina de Lourdes, declaró ante la Comisión el 17 de noviembre de 1858, bajo juramento, que su hijo de dos años estaba habitualmente enfermo desde poco tiempo después de su nacimiento; y ya pensaba buscar los medios para enterrarlo, pues tenía un color cadavérico y apenas respiraba
Croixine le habló a su esposo de llevar a su hijo a la gruta para sumergirlo en el agua. El esposo dudaba, pues creía que el niño no podría soportar la fatiga del trayecto, pero aceptó, porque su hijo parecía incurable. Llegaron a la gruta, donde había mucha gente. La mamá de inmediato lo sumergió al niño en la pileta de agua ante el asombro de la gente por semejante acto de crueldad en pleno invierno. Después de haber orado, regresó al pueblo. Al llegar a su casa, puso al niño en la cuna y el niño se durmió tranquilamente hasta la mañana siguiente sin ni siquiera mamar o tomar otra alimentación. Por la mañana, el niño se despertó y pidió de mamar, pidiendo levantarse como si quisiera caminar; lo que nunca había hecho. Lo retuvo en la cuna, pero al día siguiente, después de haber dormido tranquilamente, al levantarlo, el niño caminó por primera vez en su vida con la más grande facilidad, ante el asombro de su padre, de su madre, de sus parientes y de sus vecinos. Desde ese día, el niño no ha tenido ni la más ligera indisposición. El doctor Vergez, que lo examinó el 27 de junio de 1860, reconoció como sobrenatural esta curación, ocurrida súbitamente en las condiciones anotadas
. El padre Peyramale, párroco de Lourdes, escribió al secretario Fourcade, de la Comisión investigadora, una carta el 17 de mayo de 1860, en la que le comunicaba una decena de curaciones que la ciencia médica no podía explicar 74
En otra carta del 2 de noviembre de 1860, escribía: El último miércoles, 31 de octubre, ha venido una señora de Garlin a agradecer a la Virgen de la gruta la curación de su marido. Su esposo estaba casi desesperado por los vómitos de sangre y los dolores intolerables de las entrañas y de la cabeza. Viendo que todos los remedios tomados eran ineficaces, le puso un paño mojado con el agua de Lourdes. A la segunda compresa, el mal desapareció como por encanto, el enfermo se durmió y despertó totalmente curado
CUERPO INCORRUPTO
Una de las cosas que más llama la atención de los visitantes de la tumba de Bernardita en Nevers es la maravillosa conservación de su cuerpo incorrupto, que está expuesto a la vista de todos en una urna de crista