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El Papa reclama mayor protagonismo de la sociedad civil ante los retos del mundo actual

 

 

 

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ATICANO, 20 Oct. 17 / 06:50 am (ACI).- El Papa Francisco defendió la importancia de la sociedad civil en el mundo de hoy para lograr que los Estados y el mercado se comprometan con el bien común y no solo con el crecimiento económico. Para ello, el Pontífice exhortó a impulsar una relación más cercana entre esas tres realidades.

 

El Santo Padre recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los participantes en el Encuentro organizado por la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales que busca elaborar nuevos modelos de cooperación entre el mercado, el Estado y la sociedad civil en relación a los desafíos de nuestro tiempo.

 

En su discurso, el Papa se refirió a dos causas específicas que alimentan la exclusión y las periferias existenciales.

 

Desigualdad y deterioro medioambiental

 

En primer lugar, se refirió al aumento endémico y sistemática de las desigualdades y de la explotación del planeta, “que es mayor que el aumento de los ingresos y de la riqueza”. Sin embargo, afirmó que “la desigualdad y la explotación no son inevitables, ni tampoco han sido una constante histórica”.

 

No son inevitables “porque dependen tanto de diversos comportamientos individuales como de las reglas económicas que una sociedad decide darse”.

 

Según cómo se gestionen los diferentes sectores estratégicos, como la producción de energía, el mercado de trabajo, el sistema bancario, el estado de bienestar, el sistema fiscal o el sistema educativo, “se tendrán diferentes consecuencias sobre el modo en que los ingresos y la riqueza se repartan entre aquellos que han colaborado en su producción”.

 

Según la conclusión a la que llegó el Papa Francisco, “si prevalece como fin el beneficio, la democracia tiende a convertirse en una plutocracia en la que crecen las desigualdades y la explotación del planeta”. Sin embargo, el Papa insistió: “Esto no es una necesidad. Podemos encontrar períodos en los cuales en algunos países la desigualdad ha disminuido y el medio ambiente se ha gestionado mejor”.

 

Trabajo indigno

 

La otra causa de exclusión a la que se refirió el Papa Francisco es “el trabajo indigno de la persona humana”. El Papa se remontó a la época de la Encíclica Rerum novarum de 1891 para recordar que si ayer se reclamaba una recompensa justa para el trabajador, hoy, “además de esta sacrosanta exigencia, también nos preguntamos por qué todavía no se ha conseguido traducir en la práctica todo lo que figura en la Constitución Apostólica Gaudium et spes: “Todos los procesos de producción deben adaptarse a las necesidades de la persona y a sus formas de vida”.

 

El Papa añadió apoyándose en la Encíclica Laudato si’: “y adaptarse también al respeto de la creación, nuestra casa común”.

 

“La creación de nuevos trabajos necesita, sobre todo en este tiempo, de personas abiertas y emprendedoras, de relaciones fraternas, de investigación e inversión en el desarrollo de energías limpias para responder al desafío del cambio climático”, razonó.

 

“Lograr eso hoy es posible de forma concreta. Para ello, se necesita desvincularse de las presiones de los lobbies públicos y privados que defienden intereses sectoriales, y se necesita también superar las formas de pereza espiritual. Se necesita que la acción política se coloque realmente al servicio de la persona humana, del bien común y del respeto de la naturaleza”.

 

Animó entonces a asumir con coraje el “desafío de lograr ir más allá del modelo de orden social prevalente, transformándolo desde el interior”. “Debemos pedir al mercado que no solo busque ser eficiente en la producción de riqueza y en la garantía de un crecimiento sostenible, sino que busque también el ponerse al servicio del desarrollo humano integral”.

 

El Obispo de Roma atribuyó al Estado-nación un papel similar en este nuevo contexto de la globalización que ha impuesto un nuevo orden internacional. “El Estado no puede concebirse como el único y exclusivo titular del bien común sin consentir que los cuerpos intermedios de la sociedad civil puedan expresar, en libertad, todo su potencial”.

 

En este sentido, el Papa finalizó su discurso asegurando que el papel de la sociedad civil en este nuevo contexto es “empujar adelante al Estado y al mercado con el objetivo de que se replanteen su razón de ser y su modo de obrar”.

 

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