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Crisis ambiental y pensamiento social


 

Crisis ambiental y pensamiento social

Víctor Toledo 

 

SEMBLANZA

La ecología comprometida 

* Por Marti Boada, Centro de Estudios Ambientales, Universidad  Autónoma de Barcelona, España  

Víctor Toledo (1945), biólogo mejicano, ha combinado su formación científica con estudios sociol6gicos sobre economía política, culturas agrarias y sociología rurales. Toledo es un experto en etnoecología, sus estudios y aportaciones teóricas sobre las relaciones entre las culturas indigenas y la naturaleza gozan de reconocimiento internacional. Asimismo, ha contribuido en el desarrollo de una disciplina de reciente creación, la ecología politica, en la que su pensamiento conecta con las aportaciones de la denominada «ciencia postnormal» popularizada por Funtowicz y Ravetz.

 

Con ocasión de un trabajo de carácter divulgativo, Toledo, insistía en la necesidad de que tanto la educación como la comunicación deberían enmarcarse dentro del hecho de que estamos viviendo una crisis única en la historia. la crisis de supervivencia de la especie humana, como una amenaza al proceso evolutivo.

 

Sus aportaciones también han incidido en la nueva disciplina de la ecología política. El último de sus libros, recién publicado, ofrece una alternativa original para la consecución de la paz en Chiapas, a partir la ecología, la sabiduría acumulada por los pueblos indígenas y la búsqueda de una modernidad alternativa.

En línea con el pensamiento de Toledo, se insiste en que la crisis ambiental debe necesariamente traducirse en el lenguaje y la actuación política. Frente a la crisis de ideas políticas e ideológicas en todos los rincones del planeta, el ambientalismo y la nueva cultura de la sostenibilidad pueden constituir una propuesta esperanzadora, de carácter fuertemente renovador, la cual, con toda probabilidad, dará lugar a una filosofía política, si bien la materialización de este proceso, de producirse, llevará su tiempo.

Pese a la importancia que merecen, las leyes de la naturaleza difícilmente pueden explicar las dinámicas sociales, del mismo modo que la ecología por sí sola tampoco puede englobar todas las modalidades entre las sociedades humanas y el medio. De ahí que la interdisciplinariedad devenga necesaria, ya que los principios entrópicos imponen límites materiales a los fenómenos sociales, aunque no los gobiernen. Próximo a este último enfoque, Toledo habla en tono esperanzador de lo que habría surgido a contra- corriente de la tendencia predominante en la ciencia contemporánea, la cual promueve la especialización excesiva y la parcelación del conocimiento. Este nuevo planteamiento pretende integrar las ciencias de la naturaleza con las ciencias sociales y humanas y supone una revolución conceptual alimentada por una nueva visión geocéntrica y por una nueva conciencia global, que intentaría superar un «neo- obscurantismo» sin precedentes al cual conduce la especialización científica en campos inconexos.

Toledo comparte la postura crítica de Funtowicz y Ravetz, para quienes considerar la ciencia como único modelo válido de conocimiento y, por consiguiente, descalificar cualquier otra forma de saber en el mundo forma parte de un mecanismo que intenta justificar un sistema de dominación.

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