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La biodiversidad y los recursos genéticos II
La biodiversidad y los recursos genéticos II
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Publicado el martes 16 de febrero de el año 2016 18:18
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LA FAO debería apoyar la selección de semillas por los campesinos y agricultores de pequeña escala y de TI deben condenar la confiscación de la biodiversidad cultivada mediante patentes GENE
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La Vía Campesina, Guy Kastler
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Era de esperar que, con el fin de discutir el tema de la biotecnología, la FAO pediría a aquellos que están utilizando la biotecnología en la investigación y en la industria. Sin embargo, lo que definitivamente no es de esperar era para la FAO, en la realización de sus debates sobre las políticas públicas y la política alimentaria, a su vez casi exclusivamente a estos mismos actores, mientras que al mismo tiempo un gran número de campesinos, agricultores a pequeña escala , y las organizaciones de la sociedad civil que se oponen al desarrollo incontrolado de la biotecnología no han sido invitados a hablar – o sólo de manera muy marginal a través de la invitación que fue enviada a mí. Las organizaciones en cuestión han publicado una declaración pública que yo estoy pidiendo que tome en consideración.
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Las plantas genéticamente modificadas no han cumplido sus promesas. La mayoría de ellos se han modificado de manera que sea tolerante a los herbicidas. Ellos han dado lugar a la rápida aparición de malas hierbas adventicias resistentes a los herbicidas, a un aumento exponencial en el uso de herbicidas cada vez más tóxicos, y, a su vez, a un daño grave para la salud pública y para el medio ambiente.
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Los campesinos y residentes del área rural y sus familias son las primeras víctimas de estos efectos negativos. La otra gran clase de plantas modificadas genéticamente produce sustancias insecticidas que conducen a los insectos «resistentes convertirse – y por lo tanto a un fallo agronómica ya programado. Una vez más, las primeras víctimas son los campesinos y los pequeños agricultores que han perdido sus cosechas, a menudo a pesar del uso adicional de insecticidas químicos tóxicos. Las tecnologías genéticas utilizadas para producir estas plantas han causado numerosos efectos no deseados e imprevistos que la industria está tratando desesperadamente de ocultar. El más visible de estos efectos han sido la pérdida de las cosechas y la disminución de la calidad de los cultivos. De este modo, el sector del algodón Burkina Faso perdió su lugar en el mercado, que había ganado con mucho esfuerzo y que se basa en la calidad de su fibra de algodón; Con el cambio a los transgénicos se produjo una disminución drástica en la calidad. Lo bueno es que para aumentar el rendimiento si la cosecha es invendible. Aquí, una vez más, los campesinos y los pequeños agricultores son los primeros en sufrir, mientras que las empresas que son responsables de tales catástrofes, simplemente dicen que no son capaces de explicar lo que pasó.
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Las semillas genéticamente modificadas siempre serán de importancia para la seguridad alimentaria. Su costo de adquisición y el costo de los insumos que son indispensables para su cultivo limita su uso a los únicos mercados en los que sean asequibles: la producción de cosechas cultivadas industrialmente para la alimentación animal en los países ricos, para los agro-combustibles, y para la economía de la biomasa emergente – que está teniendo sobre tierras agrícolas para usos no alimentarios. La industria no está interesada en los cultivos de alimentos que proporcionan tres cuartas partes de los alimentos disponibles en el mundo. Los campesinos y pequeños agricultores que producen estos alimentos no tienen suficiente dinero para comprar los OMG y los insumos indispensables para su cultivo. Los OGM son sólo un medio de hacerse cargo de sus tierras de cultivo con el fin de reemplazar sus cultivos de alimentos por el monocultivo industrial de la agroexportación.
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Cada vez que las plantas modificadas genéticamente son aprobados, la inmensa biodiversidad de las plantas cultivadas resultantes de muchos siglos de selección por parte de campesinos y agricultores en pequeña escala se sustituye por unas pocas variedades patentadas. Cuando el polen y las semillas son movidas por el viento, por insectos o por maquinaria agrícola, los genes patentados son transportados de un campo a otro. Contaminan las semillas campesinas, que son considerados entonces como infracciones de variedades patentadas de la industria. Así es como, en los Estados Unidos, en menos de 20 años, un punto donde se ha llegado a los transgénicos patentados representan el 89% del maíz y el 94% de la soja que se planta. La prohibición de los agricultores ‘reutilizar sus propias semillas cosechadas, además de constituir una violación de sus derechos, también les impide adaptar sus cultivos al cambio climático. El cambio climático no es lineal. En el momento en que se plantan las semillas, nadie sabe lo que el tiempo de ese año va a ser así. Los genes que son resistentes a la sequía son inútiles en los años en que hay tornados o inundaciones excepcionales, y viceversa. La capacidad de recuperación de los cultivos en la cara de la creciente violencia de los choques climáticos, depende sobre todo de su diversidad genética y de su adaptación a sus áreas locales – y no en tal o cual nuevo gen que ha sido patentado en un laboratorio. Sólo las selecciones hechas por los campesinos y los pequeños agricultores en sus campos, a partir de semillas que han sido cosechados localmente, pueden fomentar dicha adaptación; sin ellos, no puede haber ninguna solución real. Las patentes que acompañan a todos los transgénicos son una solución falsa, ya que prohíben la selección de semillas por los campesinos y agricultores en pequeña escala.
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Confrontado con el rechazo de los OMG por un gran número de consumidores, la industria ha inventado nuevas técnicas de modificación genética que se quiere tener exentos de cualquier OGM. Estas técnicas de ingeniería genética consisten en la modificación de los genes de las células vegetales que se cultivan in vitro. No hay duda de que es posible que producen los organismos vivos modificados como se incluye en la definición contenida en el Protocolo de Cartagena. Pero, con el pretexto de que algunas de estas técnicas no dejan huellas visibles, en las plantas que finalmente se venden en el mercado, del material genético que se introduce en las células de la planta con el fin de modificar su genoma, la industria quiere que estas plantas no para ser clasificados como OMG – con el fin de evitar tanto las normas internacionales del Protocolo de Cartagena y el etiquetado, evaluación y seguimiento de los requisitos que son parte de muchos sistemas nacionales de regulación. Con el fin de llevar esto a cabo, la industria está tratando de limitar la definición de organismos modificados genéticamente de manera que sólo se aplica a la inserción de ADN recombinante que se puede encontrar en el producto final. Es inadmisible que la FAO, en sus propias publicaciones, ha tomado, y dado credibilidad a esta flagrante violación de la única definición internacional reconocida de OMG dadas por el Protocolo de Cartagena.
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Esta nueva maniobra es aún más perverso, ya que permite a la industria patentar genes sin diferenciarlas del genes existentes de forma natural en las semillas de los campesinos y los agricultores a pequeña escala, y en los bancos de semillas. De esta manera, el conjunto de la biodiversidad cultivada disponibles viene bajo el control de un puñado de multinacionales que llevan a cabo las mayores carteras de patentes. Los campesinos y los pequeños agricultores y las pequeñas selectores de semillas ya no pueden saber – con el fin de protegerse a sí mismos – si las semillas que están utilizando contienen genes patentados. Esta inseguridad jurídica está dando lugar a una aceleración de la extrema concentración de la industria de las semillas que permite a los tres multinacionales para controlar más de la mitad del comercio mundial de semillas de hoy. También está llevando a la desaparición de la inmensa diversidad de semillas campesinas que se salvan y se renueva año tras año por los campesinos y los pequeños agricultores en sus campos. Con el fin de contribuir a este nuevo biopiratería, el programa Divseek está haciendo la información disponible gratuitamente en las secuencias genéticas de todos los recursos vegetales en el Sistema multilateral del Tratado Internacional. De este modo, se está violando las obligaciones de consentimiento previo y distribución de beneficios. la complicidad del TIRFAA en colaborar con este programa es una traición inaceptable de la confianza de millones de campesinos y pequeños agricultores que han confiado con sus semillas.
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La Vía Campesina y organizaciones de la sociedad civil aliados esperan que la FAO para poner fin de inmediato a esta nueva biopiratería y para cualquier tipo de soporte para las tecnologías de modificación genética, la única finalidad es permitir que un puñado de multinacionales para tomar el relevo y patentar el totalidad de los actuales biodiversidad cultivada. La FAO debería apoyar a los campesinos y las organizaciones de agricultores en pequeña escala y los investigadores que participan en los programas de selección de semillas campesinas de colaboración que fortalecen la soberanía alimentaria y la agroecología campesina.
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