Flora Cantábrica

Matias Mayor

Papa Francisco: hay que acabar con el «grave escándalo» del hambre.


…………………

Papa Francisco: hay que acabar con el «grave escándalo» del hambre

…….

……

Mensaje a la FAO: Nos hemos acostumbrado a que el problema del hambre sea normal, y no lo es

…….

…..

Con motivo de la Jornada Mundial de la Alimentación, que nos presenta «uno de los desafíos más serios para la humanidad: el de la trágica condición en la que viven todavía millones de personas hambrientas y malnutridas, entre ellas muchos niños», el Obispo de Roma envió un Mensaje al Director General de la FAO. Destacando la gravedad del hambre «en un tiempo como el nuestro, caracterizado por un progreso sin precedentes en diversos campos de la ciencia y una posibilidad cada vez mayor de comunicación», el Santo Padre subraya la importancia de aunar esfuerzos ante este problema que interpela nuestra conciencia personal y social, para lograr una solución justa y duradera:

….

……….

Es un escándalo que todavía haya hambre y malnutrición en el mundo. No se trata sólo de responder a las emergencias inmediatas, sino de afrontar juntos, en todos los ámbitos, un problema que interpela nuestra conciencia personal y social, para lograr una solución justa y duradera. Que nadie se vea obligado a abandonar su tierra y su propio entorno cultural por la falta de los medios esenciales de subsistencia. Paradójicamente, en un momento en que la globalización permite conocer las situaciones de necesidad en el mundo y multiplicar los intercambios y las relaciones humanas, parece crecer la tendencia al individualismo y al encerrarse en sí mismos, lo que lleva a una cierta actitud de indiferencia —a nivel personal, de las instituciones y de los estados— respecto a quien muere de hambre o padece malnutrición, casi como si se tratara de un hecho ineluctable. Pero el hambre y la desnutrición nunca pueden ser consideradas un hecho normal al que hay que acostumbrarse, como si formara parte del sistema.

….

………

Pero el desperdicio de alimentos no es sino uno de los frutos de la «cultura del descarte» que a menudo lleva a sacrificar hombres y mujeres a los ídolos de las ganancias y del consumo; un triste signo de la «globalización de la indiferencia», que nos va «acostumbrando» lentamente al sufrimiento de los otros, como si fuera algo normal

,,,,,,,,,,,,,

Enviar respuesta


Páginas