Flora Cantábrica

Matias Mayor

Amartya Sen. Peligra la democracia en la UE. Threatening democracy in the EU.


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No se trata sólo del euro: es la propia democracia en Europa lo que está en juego

In Actualidad, Economía on 7 julio, 2011 at 0:01

Amartya Sen


Amartya Sen es profesor de la Universidad de Harvard y Premio Nobel de Economía en 1998


Vamos a la tertulia del University College

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Interviene el moderador: Todo un Premio Nobel,dice algunas cosas que nos deben hacer reflexionar acerca de la ineficacia del funcionamiento de la Unión Europea.Nos habla de los peligros para la gobernabilidad democrática de hoy.


Es muy duro que los griegos miembros del UE, acepten tantos sacrificios como se les está imponiendo. Muchos de los jóvenes tienen un alto grado de instrucción, y no perciben una esperanza de futuro para sus vidas. Expertos coinciden en que es necesario devolver a la política el mando de la economía, pues no se puede dejar sólo a los técnicos las soluciones, ya que el factor humano es fundamental en la ecuación.


The moderator intervenes: All a Nobel Prize, says some things that should make us reflect on the ineffective functioning of the Union Europea.Nos talks about the dangers to democratic governance today.


It is very hard for the Greek EU members, to accept such sacrifices as are being imposed. Many young people have a high level of education, and do not see a future hope for their lives. Experts agree that it is necessary to return to the policy command of the economy, it can not be left only to technical solutions, and the human factor is fundamental in the equation.


Europa ha encabezado el mundo en lo referente a la práctica de la democracia. Resulta, por tanto, preocupante que los peligros para la gobernabilidad democrática de hoy, que se cuelan por la puerta trasera de las prioridades financieras, no reciban la atención que merecen. Hay cuestiones de calado que han de afrontarse respecto a cómo el gobierno democrático de Europa podría verse minado por el papel enormemente acrecentado de las instituciones financieras y las agencias de calificación de riesgos, que hoy se enseñorean a su antojo de ciertas partes del terreno político de Europa.

Hay que separar dos cuestiones diferenciadas.


La primera se refiere al lugar de las prioridades democráticas, incluyendo lo que Walter Bagehot y John Stuart Mill consideraban la necesidad de la “gobernación por medio de la discusión”. Supongamos que aceptamos que los poderosos jefazos de las finanzas poseen una comprensión realista de lo que hay que hacer. Con ello se fortalecería el argumento favorable a prestar atención a sus voces en un diálogo democrático. Pero eso no es lo mismo que dejar a las instituciones financieras internacionales y las agencias de calificación de riesgo el poder unilateral de mandar sobre gobiernos elegidos democráticamente.

En segundo lugar, resulta difícil ver que los sacrificios que los comandantes financieros han estado exigiendo de los países en precario vayan a lograr la viabilidad final de estos países y garanticen la continuidad del euro dentro de un modelo sin reformar de fusión financiera y un conjunto de miembros sin cambios del euro club. El diagnóstico de los problemas económicos por parte de las agencias de calificación no es la voz de la verdad que ellos pretenden. Vale la pena recordar que el historial de las agencias de calificación en las instituciones de certificación financiera y de negocios con anterioridad anteriores a la crisis económica de 2008 era tan abismal que el Congreso de los EEUU debatió seriamente si debían ser procesadas.


Dado que gran parte de Europa se encuentra ahora empeñada en lograr una rápida reducción del déficit público mediante la reducción drástica del gasto público, resulta fundamental examinar con realismo qué posibles repercusiones podrían tener las medidas políticas escogidas, tanto en el caso de la población como en el de la generación de ingresos públicos a través del crecimiento económico. La alta moral de “sacrificio” tiene, por supuesto, un efecto embriagador. Esta es la filosofía del corsé “correcto”: “Si la señora se siente muy cómoda con él, entonces la señora ciertamente necesita un tamaño más pequeño”. Sin embargo, si las exigencias de adecuación financiera se vinculan demasiado mecánicamente a los recortes inmediatos, el resultado podría consistir en matar a la gallina que pone los huevos de oro del crecimiento económico.


Esta preocupación se aplica a una serie de países, desde Gran Bretaña a Grecia. La comunidad de la estrategia de “sangre, sudor y lágrimas” de reducción del déficit otorga una aparente plausibilidad a lo que se está imponiendo a los países más precarios, como Grecia o Portugal. También hace que sea más difícil tener una voz política unida en Europa que pueda hacer frente al pánico generado en los mercados financieros.

Además de una visión más política, hay necesidad de un pensamiento económico más claro. La tendencia a ignorar la importancia del crecimiento económico en la generación de ingresos públicos debería ser un asunto importante de análisis. La sólida conexión entre crecimiento e ingresos públicos es cosa observada en muchos países, desde China y la India a los EEUU y Brasil.

También de aquí se sacan lecciones de historia. La gran deuda pública de muchos países al término de la Segunda Guerra Mundial provocó una enorme ansiedad, pero el gravamen disminuyó rápidamente gracias a un rápido crecimiento económico. Del mismo modo, el enorme déficit al que se enfrentó el presidente Clinton cuando asumió su cargo en 1992 se disipó durante su presidencia, en gran medida gracias a la ayuda de un rápido crecimiento económico.


El temor de una amenaza a la democracia no se aplica, por supuesto, a Gran Bretaña, ya que estas medidas políticas han sido las escogidas por un gobierno investido por el poder de las elecciones democráticas. A pesar de que el desarrollo de una estrategia no revelada en el momento de las elecciones puede ser razón para una cierta pausa, este es el tipo de libertad que un sistema democrático permite a los que salen vencedores en las elecciones. Pero con ello no se elimina la necesidad de una mayor discusión pública, hasta en Gran Bretaña. También existe la necesidad de reconocer de qué modo las políticas restrictivas por propia elección en Gran Bretaña parecen dar verosimilitud a las medidas políticas aún más drásticas que se imponen a Grecia.


¿Cómo se metieron los países del euro en este lío? La rara singularidad de ir a una moneda unida sin una mayor integración política y económica sin duda ha tenido parte en ello, aun después de tomar nota de las transgresiones financieras que sin duda cometieron en el pasado países como Grecia o Portugal (e incluso después de tomar nota de la importante advertencia de Mario Monti de que una cultura de “excesiva deferencia” en la UE ha permitido que estas transgresiones pasaran sin control). Se le ha de reconocer inmensamente al gobierno griego –y a Yorgos Papandreu, el primer ministro, en particular- que esté haciendo lo que puede a pesar de la resistencia política, pero la afligida voluntad de Atenas de cumplir no elimina la necesidad de los europeos de estudiar lo sensato de los requisitos – y los tiempos- que se imponen a Grecia.


No me resulta ningún consuelo recordar que yo me opuse firmemente al euro, pese a estar fuertemente a favor de la unidad europea. Mi preocupación por el euro guardaba en parte relación con el hecho de que cada país renunciara a la libertad de su política monetaria y de los ajustes en el tipo de cambio, que han ayudado enormemente a países en dificultades en el pasado, y evitó la necesidad de una desestabilización masiva de vidas humanas en los frenéticos esfuerzos por estabilizar los mercados financieros. Esa libertad monetaria podría cederse cuando existiera también una integración política y fiscal (como tienen los estados de los EEUU), pero el tener la casa a medio hacer en la zona euro ha supuesto una receta desastrosa. Se ha obligado a incorporar a la maravillosa idea política de una Europa democrática unida un precario programa de incoherente fusión financiera.


Reordenar la zona euro ahora supondría muchos problemas, pero las cuestiones difíciles se han de discutir de manera inteligente, en lugar de permitir una Europa a la deriva en medio de los vientos financieros alimentada por un pensamiento de mentalidad estrecha con un terrible historial. El proceso tiene que comenzar con cierta restricción inmediata del poder sin oposición de las agencias calificadoras de emitir mandatos unilaterales. Estas agencias resultan difíciles de disciplinar pese a su pésimo historial, pero la voz bien meditada de los gobiernos legítimos puede suponer una gran diferencia para la confianza financiera mientras se elaboran soluciones, sobre todo si las instituciones financieras internacionales prestan su apoyo. Detener la marginación de la tradición democrática de Europa conlleva una urgencia que es difícil de exagerar. La democracia europea es importante para Europa… y para el mundo.


Interviene uno de los contertuliosAmartya Sen habla de una integración política y fiscal en la UE (como tienen los estados de los EEUU) y continua diciendo…¿Cómo se metieron los países del euro en este lío? La rara singularidad de ir a una moneda unida sin una mayor integración política y económica sin duda ha tenido parte en ello.


Interrumpe uno: a mi me ha sorprendido su frase ..” La democracia europea es importante para Europa… y para el mundo.”Está claro que ve amenazada nuestra democracia


Involved one of the meeting: Amartya Sen speaks of a fiscal and political integration in the EU (as have the U.S. states) and goes on to say … how they got the countries of the euro in this mess? Uniqueness of the rare coin go together without a major economic and political integration has undoubtedly had a hand in it.



Interrupted one:
I was surprised his sentence .. «European democracy is important for Europe and the world ….» Clearly, our democracy is threatened

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