Flora Cantábrica

Matias Mayor

Edith. Stein.martir.2.ESPAÑOL.10.1.24.


La conversión al catolicismo (1921-1922).

 

Los acontecimientos ocurridos entre los años 1918 y 1921 la llevan d

efinitivamente a la conversión. En la conversión de Edith Stein hay tres hechos muy significativos.

 El primero sucedió un día que estaba de viaje turístico, en la ciudad de Frankfurt. Entró en la Catedral y observó cómo una mujer hortelana, con su cesto en la mano, entraba en la iglesia para rezar. Esto le llamó mucho la atención porque le pareció que esa señora hablaba con alguien, que parecía que estaba vivo. Y no solamente eso, sino el hecho de dejar el trabajo por unos minutos y acudir a la iglesia sin que hubiese una celebración. Para ella era algo insólito, porque recordaba que sólo iba a la sinagoga cuando había celebraciones religiosas.

 

El siguiente sucedió cuando recibió la invitación de Ana Reinach a su casa, porque había muerto su marido en la guerra, y necesitaba que Edith le ayudase a ordenar todos sus manuscritos. La muerte de Adolf Reinach afectó mucho a nuestra autora, pero le sobrecogió más la paz con la que su viuda aceptaba la muerte de su marido. Stein lo recuerda en su biografía: Este fue mi primer encuentro con la cruz. 158 Santa Teresa de Jesús (1515-1582) 158 Sancho Fermín, F. J. (1998). Edith Stein. Pensamiento y paisaje, op, cit, pág, 76. 105

 

El tercer suceso ocurrió el mes de marzo de 1921, el definitivo en su conversión; fue la invitación que recibió del matrimonio Conrad-Martius, para pasar unos días en Bad Bergzabern, en el sur de Alemania. Este matrimonio era de religión protestante. Ella, Hedwig, fue la mejor amiga de Edith. Tenían muchas cosas en común. Era filósofa y había sido alumna de Husserl. Realmente nuestra autora ya había leído el Nuevo Testamento, por lo tanto, conocía a Jesucristo. Pero su duda era si debía elegir el protestantismo o el catolicismo. Hedwig le dio la vida de Santa Teresa de Jesús de Avila para leer. La leyó en una noche y exclamó: Esta es la verdad. El 1 de enero de 1922, el padre Eugenio Breitling bautizó

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