Flora Cantábrica

Matias Mayor

María Faustina Kowalska.7.Español.30.9.23.


María Faustina Kowalska

. Los deseos cumplidos

 

Después de los votos perpetuos Sor Faustina se quedó en Cracovia todavía casi un mes, beneficiándose de la asistencia espiritual del padre José Andrasz SJ que al igual que el padre Edmundo Elter, la afirmó en lo referente a la veracidad de las revelaciones, le mandó ser fiel a la gracia de Dios y la obediencia. A finales de mayo de 1933 fue enviada a Vilna. De camino se detuvo en Częstochowa para confiarle a la Madre de Dios su vida y la misión que recibió de Dios.

 

En Vilna Sor Faustina fue destinada al jardín, aunque nunca antes había trabajado como jardinera. Acogió la voluntad de Dios en espíritu de fe, confiando que el Señor Jesús la ayudara, poniendo en su camino a personas que le aconsejarían: qué y cuándo debía hacer para que en el jardín hubiera bellas flores, verduras y frutas. Sin embargo no era esa su mayor preocupación, sino el cumplimiento de la misión que Jesús le había confiado. Esperaba al sacerdote prometido y la oportunidad de cumplir la voluntad de Dios referente a pintar la imagen de Jesús Misericordioso. Llegó la semana de la confesión – relató en el Diario – y con alegría vi a aquel sacrdote al que había conocido antes de venir a Vilna. Le había conocido en una visión. En ese momento oí en el alma esas palabras: He aquí mi fiel siervo, él te ayudará a cumplir mi voluntad aquí en la tierra (Diario 263). Ese sacerdote era el padre Miguel Sopoćko, profesor adjunto de teología pastoral en la facultad de Teología en la Universidad „Stefan Batory” y de materias pedagógicas en el Curso Superior de Profesores, director espiritual del seminario arquidiocesano, confesor de muchas congregaciones y también confesor semanal de las hermanas de la Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia.

 

El padre Sopoćko era un confesor y director espiritual con experiencia, pues al principio trataba de conocer a su penitente para no dejarse llevar por ilusiones, alucinaciones, ni fantasías que podían tener su fuente en la naturaleza humana. Se informó, pues, por medio de la superiora, la madre Irene Krzyżanowska, sobre la vida de Sor Faustina en el convento y pidió examinar su salud física y psíquica. Al recibir opiniones favorables en todos los aspectos y teniendo la opinión de la doctora Elena Maciejewska de que Sor Faustina gozaba de salud mental, el padre Sopoćko, durante algún tiempo aún, tomó una actitud de espera, no creía del todo, reflexionaba, oraba y consultaba a sacerdotes ilustrados, guardando la discreción absoluta acerca del contenido de las revelaciones y de la misma penitente. Por fin confesó: Llevado más bien por la curiosidad por saber cómo sería la imagen, que por la fe en la veracidad de las visiones de Sor Faustina, decidí proceder a pintar esta imagen. Me comuniqué con Eugenio Kazimirowski, un pintor que vivía en la misma casa que yo y aceptó pintar el cuadro por cierta cuota. Hablé también con la hermana Superiora que permitió a Sor Faustina visitar al pintor dos veces por semana para instruirlo sobre cómo debía ser la imagen.

 

La primera imagen de Jesús Misericordioso fue comenzada a principios de enero de 1934 con gran discreción. Para no llamar la atención de las hermanas – escribió la superiora, la madre Irene Krzyżanowska – sobre las vivencias interiores de Sor Faustina, cada sábado iba con ella a la santa Misa a Ostra Brama y después de la santa Misa pasábamos por el taller del pintor a quien Sor Faustina daba detalladas instrucciones sobre cómo debía pintar la imagen del Señor Jesús Misericordioso. El artista procuraba satisfacer todas las exigencias de Sor Faustina.

 

La reproducción pictórica de la visión que Sor Faustina había tenido tres años antes en Płock, suscitaba preguntas que el padre Sopoćko hacía a Sor Faustina y ella, con sencillez de corazón presentaba a Jesús. Mi mirada en esta imagen es igual a la mirada desde la cruz (Diario 326) – explicó Jesús – Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas… Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la mano justa de Dios (Diario 299). Despertaba dudas también la inscripción. El padre Sopoćko pidió a Sor Faustina que preguntara también por ella. Jesús me recordó – apuntó en el Diario – lo que me había dicho la primera vez, es decir, que estas tres palabras (la inscripción en polaco tiene tres palabras: Jezu, ufam Tobie) debían ser puestas en evidencia. Las palabras son éstas: „Jesús, en Ti confío” (Diario 327).

 

Unos meses después, en junio de 1934, la imagen fue terminada. Sin embargo Sor Faustina no estaba contenta, aunque el pintor y el padre Sopoćko trataron de hacer todo para reflejar fielmente la visión de Jesús. Al volver a la capilla del convento se quejó al Señor Jesús: ¿Quién te pintará tan bello comoTú eres? (Diario 313). Como respuesta oyó: No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en mi gracia (Diario 313).

 

El padre Sopoćko colocó la imagen en un pasillo oscuro del convento de las hermanas benedictinas, adjunto a la iglesia de San Miguel, donde era rector. La imagen tenía un estilo nuevo – recordaba – por eso no lo pude colgar en la iglesia sin el permiso del Arzobispo y me avergonzaba pedírselo y más aún hablarle del origen de esta imagen. Sor Faustina apremiada por Jesús, reclamaba que la imagen fuera colgada en la iglesia. En la Semana Santa declaró al padre Sopoćko que Jesús exigía decididamente colocar la imagen por tres días en Ostra Brama, donde antes del Domingo Blanco (el primer domingo después de la Pascua de Resurrección) iba a celebrarse el triduo para la clausura del Jubileo de la Redención del Mundo. Pronto supe– escribió el padre Sopoćko – que iba a celebrarse ese triduo y el párroco de Ostra Brama, canónigo Estanislao Zawadzki, me pidió decir una homilía. Acepté con tal de que la imagen fuera colocada como ornamento en el ventanal. Allí se presentaba de modo imponente y llamaba la atención de todos; más que la imagen de la Madre de Dios.

 

La alegría que llenó a Sor Faustina en esos días se debía, ante todo, a que se cumplió el deseo del Señor Jesús: la imagen de la Misericordia fue expuesta para ser venerada en público, en el lugar más significativo de Vilnaen el Santuario de Nuestra Señora de Ostra Brama y además el día que Jesús eligió para la Fiesta de la Divina Misericordia. El padre Sopoćko dio un sermón sobre la Divina Misericordia. Cuando hablaba, Sor Faustina vio como la imagen tomó un aspecto vivo y los rayos penetraron en los corazones de las personas reunidas en la solemnidad, haciéndolas felices. Y Jesús le dijo: Tú eres testigo de mi misericordia, por los siglos estarás delante de mi trono como un vivo testigo de mi misericordia (Diario 417).

 

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