Flora Cantábrica

Matias Mayor

Teresita del niño Jesús.Español,2a.11,2,23-..


Teresita del niño Jesús

 

Pranzini, mi primer hijo

 

Oí hablar de un gran criminal que acababa de ser condenado a muerte por unos crímenes horribles (78). Todo hacía pensar que moriría impenitente. Yo quise evitar a toda costa que cayese en el infierno (79), y para conseguirlo empleé todos los medios imaginables.

 

Sabiendo que por mí misma no podía nada, ofrecí [46rº] a Dios todos los méritos infinitos (80) de Nuestro Señor y los tesoros de la santa Iglesia; y por último, le pedí a Celina que encargase una Misa por mis intenciones, no atreviéndome a encargarla yo misma por miedo a verme obligada a confesar que era por Pranzini, el gran criminal.

 

Tampoco quería decírselo a Celina, pero me hizo tan tiernas y tan apremiantes preguntas, que acabé por confiarle mi secreto. Lejos de burlarse de mí, me pidió que la dejara ayudarme a convertir a mi pecador. Yo acepté, agradecida, pues hubiese querido que todas las criaturas se unieran a mí para implorar gracia para el culpable.

 

 

En el fondo de mi corazón yo tenía la plena seguridad de que nuestros deseos serían escuchados. Pero para animarme a seguir rezando por los pecadores, le dije a Dios que estaba completamente segura de que perdonaría al pobre infeliz de Pranzini, y que lo creería aunque no se confesase ni diese muestra alguna de arrepentimiento, tanta confianza tenía en la misericordia infinita de Jesús; pero que, simplemente para mi consuelo, le pedía tan sólo “una señal” de arrepentimiento…

  

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