Flora Cantábrica

Matias Mayor

Biogeografía de las Brañas Asturianas .Biogeography of high mountain pastures.Spain.28.8.22


 

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Braña de Campel

UTM  4798455,    29T 0685741,  altitud :  835 m. s. n. m

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Fig. 1 : A. Cabaña de pastores,  B. Prado de siega: con Agrostis capillaris y Festuca rubra

1. Erica mackaiana, 2. Agrostis curtisii, 3. Ulex galli, 4. Pseudarrenatherum longifolium, 5. Erica cinerea,  6. Agrostis capillaris, 7. Nardus stricta,  8. Juncus squarrosus,  9. Erica tetralix.

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Braña de Is  ( A )

UTM  4796464,    29T 0681888,  altitud :  948 m. s. n. m

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Fig.2. A. Pastizal de siega abandonado: con Agrostis capillaris y Festuca rubra , se introducen el Ulex gallii y Erica cinerea al no ser dallados.

B. Cabaña

1. Erica umbellata, 2. Agrostis durieui, 3. Erica arborea,  4. Quercus robur,  5. Ulex gallii,  6. Agrostis curtisii, 7. Erica cinerea,  8. Carex flacca, 9. Nardus stricta , 10. Carum verticillatum, 11. Erica tetralix

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Biogeografía de las Brañas Asturianas

La biogeografía es la disciplina encargada de analizar e interpretar los patrones de distribución de los seres vivos, por lo que está destinada a cumplir un importante papel en la conservación de la biodiversidad.

La biogeografía es una ciencia de síntesis, derivada de la geografía y vinculada estrechamente a la biología, que intenta describir y explicar la distribución de los seres animados en la Tierra. Aunque la comunidad biológica es indivisible, se ha subdividido el campo de esta ciencia en dos grandes ramas: fitogeografía, que trata sobre la distribución de los vegetales, y zoogeografía, de los animales. Decimos que esta disciplina es sintética porque parte de datos analíticos que le brindan otras especialidades, tales como la botánica, la ecología, la zoología, la geografía física, la edafología y la climatología.

1. Paisaje vegetal

El paisaje podría definirse como una porción de la superficie terrestre, delimitada en el tiempo y caracterizada por la interactuación de distintos subsistemas (abiótico, biótico y antrópico) que, actuando de forma interconexionada, se modifican y evolucionan en bloque.

 

Lo relativo al paisaje ha adquirido, de unos años a esta parte, un interés creciente en el conjunto de la sociedad. En gran medida esta atención o, mejor dicho, sensibilización, entronca con una filosofía ambientalista, de calidad de vida, sobre todo, cuando el paisaje se interpreta desde determinados colectivos humanos, particularmente los instalados en las ciudades, que sienten una necesidad creciente de disfrutar del paisaje, interpretado éste como espacio escasamente deteriorado y definido, sobre todo, por sus valores naturales y estéticos.

El paisaje geográfico, geosistema, landshaft, landscape, etc.;  puede ser concebido como: «una categoría científica general de carácter transdisciplinario definida como: «un sistema espacio-temporal, complejo y abierto, que se origina y evoluciona justamente en la interfase naturaleza-sociedad, en un constante estado de intercambio de energía, materia e información, donde su estructura, funcionamiento, dinámica y evolución reflejan la interacción entre los componentes naturales (abióticos y bióticos), técnico-económicos y socio-culturales».

El término Geoecología o Ecología del Paisaje fue acuñado por el biogeografo alemán C. Troll en 1939 y guarda una estrecha relación con la Geografía de los Paisajes desarrollada por los geógrafos rusos desde finales del siglo XIX.

Según la Asociación Internacional de Ecología del Paisaje (IALE) creada en los años 80,  la Ecología del Paisaje es: «el estudio de la variación espacial de los paisajes a escalas diversas, incluyendo las causas y consecuencias biofísicas y sociales de la heterogeneidad de los mismos»

La definición de paisaje vegetal se debe basar en las características del puzzle resultante de la organización    en el espacio de las comunidades vegetales. Las discontinuidades de la estructura de la vegetación se deben tanto a la respuesta de ésta a las variaciones espaciales de las condiciones ambientales como  a sus modificaciones temporales relacionadas con las perturbaciones de orden natural o antrópico

1.1 Estudio de la fisonomía del paisaje vegetal

La fisonomía es el aspecto que nos ofrece  la vegetación, independiente de la composición florística y que permite la descripción del paisaje vegetal  que  varia con el clima,la topografía,las caracteristicas del suelo y la intervención humana.

El aspecto de la cubierta vegetal depende de la disposición y de la forma de las especies dominantes en un lugar, lo que  en la mayor parte de los casos,implica un comportamiento ecológico concreto.Se consideran especies dominantes las que,por su tamaño, permiten el reconocimiento visual de discontinuidades espaciales en la cubierta vegetal.

Cada una de las discontinuidades fisonómicas principales se corresponde con un tipo de formación vegetal. Los tipos de clasificación de las unidades fisonómicas se basan en una diferenciación simple entre las formas de organización de los vegetales según su tamaño: bosque matorral y pastizal.Con frecuencia, a esta diferenciación básica se le añaden datos complementarios tales como:bosques caducifolios o perennifolios, formaciones abiertas o formaciones cerradas.

Siguiendo los criterios fisonómicos es posible interpretar la variación del paisaje vegetal en un  sector de montaña,  cuando analizamos sus laderas ( solana y umbría), las pendientes más o menos inclinadas, las áreas más suaves de las cumbres  y el fondo de los valles.

Las variaciones principales de la fisonomía de la vegetación están relacionadas con una combinación de factores topoclimáticos y antrópicos.Las bajas temperaturas derivadas de la altitud son las condiciones que limitan el desarrollo del bosque. El reciente abandono de las explotaciones ganaderas ha favorecido que los pastos estén colonizados por el matorral.

1. 2 Estudio florístico del paisaje vegetal

En la mayor parte de los estudios geográficos  actuales, el uso exclusivo del criterio fisonómico resulta insuficiente para una caracterización biogeográfica rigurosa, para lograrlo, es preciso recurrir a la consideración más completa posible de los componentes florísticos de la vegetación.

Los estudios sistemáticos de la geografía de la vegetación en sus inicios, daban a la fisonomía un carácter prioritario  y solo concedían la atención al conocimiento florístico en la medida que contribuía al aspecto de  la vegetación  y aportaba una interesante información de carácter geoecológico.

Está bastante generalizada la opinión de que este limitado interés florístico (Meaza 2000) es la evidencia de un rechazo por parte del geógrafo hacia el áspero aprendizaje taxonómico que existe detrás del conocimiento necesario de la flora de  un territorio para poder hacer una rigurosa biogeografía del mismo. El conocimiento florístico no constituye un objetivo, sino una herramienta de la tarea  biogeográfica, con lo que esta queda bien diferenciada de la práctica botánica.

Las especies que constituyen la flora de un territorio no están repartidas al azar, independientemente unas de otras, sino que se agrupan siguiendo sus afinidades ecológicas. Cada agrupación de especies configura un conjunto vegetal de características estructurales, funcionales y florísticas propias, que  se denomina “comunidad vegetal”.

La incorporación del termino “comunidad vegetal” al lenguaje geográfico, supone asumir que cualquiera discontinuidad espacial en la composición florística de la vegetación, expresa una variación en el grado de evolución del sistema ecológico.

Una unidad geográfica de vegetación individualizada a simple vista por una fisonomía general común puede ser descompuesta en otras menores, diferenciadas por el predominio de determinadas especies florísticas.

 

 1.3 Dinámica de la vegetación

La vegetación constituye  uno de los rasgos más distintivos del paisaje geográfico de un teritorio.El grado de recubrimiento o cobertura del terreno, los aspectos fisonómicos, la composición florística y la estructura de las comunidades vegetales confieren en conjunto una particular caracterización a la vegetación de cada región.

Las formas de relieve introducen modificaciones en las condiciones climáticas generales, principalmente por medio del gradiente altitudinal y de los distintos valores de  la   pendiente y la exposición.

La existencia de cambios en la vegetación con el paso del tiempo es un fenómeno que se puede observar en la naturaleza sin demasiada dificultad y que ha sido aceptado desde siempre por los estudiosos del paisaje: los campos de cultivo abandonados son colonizados por especies herbáceas y arbustivas tan solo a pocas horas.

Los cambios en la vegetación con el paso del tiempo son debidos,en primera estancia, al hecho de que las comunidades vegetales, al estar constituidas por seres vivos, se ven sujetas a una dinámica propia. Las plantas se dispersan, colonizan el espacio disponible, establecen relaciones intra e interespecíficas con el resto de  seres vivos que habitan en un mismo hábitat, se desarrollan, modifican las condiciones fisico-químicas del suelo, y como resultado final de dichos procesos, la vegetación cambia.

El proceso natural de sustitución de unas comunidades por otras a lo largo del tiempo recibe el nombre de “sucesión vegetal”. La comunidad final o comunidad climax de la sucesión se concibe como el estadio que culmina el proceso de sustitución de unas comunidades por otras. En estadio final se da la máxima optimización de los recursos del  medio y también, la máxima complejidad estructural y florística posible bajo un clima determinado.

Si la acción humana detiene su intervención sobre la vegetación, la evolución de las comunidades vegetales está condcionada, en primera instancia, por los factores climáticos.

Podríamos por lo tanto, imaginar una “vegetación potencial” a la que se llegaría por el cese de la acciones directas o indirectas de las sociedades humanas sobre el medio vegetal y que estaría constituida, en su mayor parte, por un mosaico de comunidades finales, las denominadas “comunidades climácicas”,en equilibrio con los condicionantes que impone el clima general. El paisaje vegetal potencial de un territorio concreto sometido a la influencia de un único tipo climático estaría constituido por una comunidad climax.

Pero en la naturaleza, no siempre es posible alcanzar la etapa final de la climax, pues existen lugares especiales como: las zonas humedas,los cantiles rocosos, las umbrías muy acentuadas y las solanas muy secas, en que las condiciones ambientales son tan extremas que modifican los efectos del clima dominante provocando que la comunidad  climax ya sea inviable; y entonces prosperan en su lugar,otras formaciones vegetales, denominadas “comunidades permanentes” en equilibrio con las   condiciones ecológicas de estos singulares hábitats.

De acuerdo con este sistema interpretativo, el paisaje vegetal potencial  de un territorio está constituido por una comunidad climax que  ocupa la mayor parte del espacio y un conjunto de comunidades permanentes propias de hábitats especiales.

Así, en un paisaje natural supuestamente al margen de cualquier tipo de intervención humana, cada “tesela” (entendida ésta como aquella unidad territorial ecológicamente uniforme) estaría ocupada por una única comunidad vegetal. La correspondencia entre el conjunto de los factores ambientales y las comunidades vegetales sería, así, biunívoco.  Pero en los paisajes humanizados dicha correspondencia no existe al haber estado sometidas a un tratamiento diferente distintas parcelas de una misma tesela: el paisaje vegetal actual se muestra constituido por un mosaico de comunidades vegetales que responde, a los grados y ritmos de la intervención humana.

1. 5 Los perfiles y transectos

Uno de los sistemas mas utilizados para la representación del paisaje vegetal es el perfil o transecto sobre el que se dibuja el paisaje vegetal. Los perfiles permiten representar muy adecuadamente la organización espacial de las comunidades y su expresión gráfica está más próxima a la perspectiva usual del ojo humano. Nosotros mediante una serie de perfiles tratamos de indicar el aspecto fisonómico y florístico de algunas de las brañas asturianas.

 

2. Ecologia de las brañas asturianas

 

2.1 Introducción

 

En el análisis del paisaje vegetal de las brañas asturianas, tenemos que tener presente, lo mismo que sucede en toda la Región Asturiana, la influencia humana a través de los siglos. El ser humano ha destruido a lo largo de la historia gran parte de los bosques naturales de la zona para convertirlos en pastizales de diente  o en tierras de cultivo y más recientemente en explotaciones madereras con árboles de crecimiento rápido, como son los pinos y eucaliptos.

 

H. Elhaï (1968) señaló, refiriéndose a las relaciones entre la Biogeografía y la actividad humana, que, dada la antigüedad de esta última, se puede considerar que en la mayor parte de los casos los paisajes biogeográficos son un compromiso entre la obra de la naturaleza y la acción milenaria del hombre. El hombre está directa o indirectamente en el origen de la mayoría de los paisajes, a veces hasta de su creación y en todo caso de su permanencia.

 

Geógrafos, historiadores, etnólogos y sociólogos han reconocido el paisaje como un territorio resultante de las relaciones entre naturaleza y sociedad.

 

Las técnicas aplicadas por las sociedades a la agricultura, la selvicultura, o a la conservación de la naturaleza determinan el uso del espacio y la calidad de los espacios utilizados. El conocimiento de estos usos es indispensable no solamente para comprender la formación de los paisajes, sino para evaluar su calidad futura. La antropología, la etnología y la agronomía son las disciplinas capaces de responder a tales cuestiones.

En Asturias, los paisajes evoluciona de forma diferente segun las zonas, ya sea hacia una intensificación, que conduce generalmente a una disminución de las parcelas sin cultivar ya sea un abandono de las tierras agrícolas que supone un incremento de las tierra incultas.Estos dos procesos inducen cambios ecológicos a nivel de paisaje, que a menudo son considerados como amenazas para la biodiversidad.

El paisaje ocupa un lugar privilegiado entre los conceptos que relacionan al hombre con el medio. No hay apenas una disciplina, de la geología al arte pictórico, pasando por la literatura, que no utilice este concepto.

2.2 Ecología del paisaje

 

En 1938  introdujo Troll ( 1939 ) el concepto de ecología del paisaje,  en la terminología científica, con relación a la interpretación científica de la fotografía aérea. Durante los últimos años este término ha cobrado un éxito creciente entre geobotánicos, sociólogos de plantas (los estudiosos de las comunidades de plantas), limnólogos y pedólogos, en particular dentro del lenguaje de la planificación del paisaje y de la protección de la naturaleza.

 

.La ecología del paisaje, que considera al hombre como parte constituyente de los escosistemas que forma la biosfera, tiene el gran merito de colaborar en la integración de las ciencias naturales y sociales y la incorporación de disciplinas capaces de efectuar retrospectivas a escalas de tiempos variables, tales como la prehistoria,la  paleoecología o la historia.

La ecología del paisaje, surge para buscar una respuesta a las cuestiones planteadas por las asociaciones de protección de la naturaleza,   tales como son: las consecuencias ecológicas de la trasformación del el espacio agrícola.La comunidad científica ha tenido que evolucionar y cambiar su objeto d estudio, de tal forma que la investigación del ecosistema ha dejado sitio al estudio de los sistemas mas complejos, para lo cual la pluridisciplinaria es probablemente indispensable. Para comprender el funcionamiento de un espacio agrícola o forestal es necesario:

–          Considerar el espacio de forma explicita.

–          Reconocer el hombre como parte integrante del sistema ecológico

–          Reconocer la heterogeneidad espacial y temporal de los medios estudiados

Cuando emergió la ecología del paisaje en los años 1980, el objeto del estudio de los ecólogos se alejó del ecosistema, no solamente por la consideración de la heterogeneidad, sino tambien por la toma de cuentas de las actividades humanas en su dinamíca y en la aparicición  de los problemas ambientales.

Los sistemas ecológicos, cualquiera que sea la intensidad de las actividades humanas que en ellos se desarrollan, son dinámicos.En muchos lugares las actividades humanas (agricultura,explotación forestal, ubanización)…son los motores principales de la dinámica del paisaje.

La ecología humana y la historia pueden aportar respuestas a las cuestiones relativas a la genesis de los problemas ambientales actuales.Actualmente la  influencia human se impone cada vez más en forma de crecimiento demográfico, industrialización y desarrollo tecnologico.

3. El pastizal como ecosistema

3.1 Ecosistema

El termino ecosistema fue introducido por el ecólogo inglés Arthur George Tansley en 1935, quien lo define como la unidad fundamental ecológica, constituida por la interrelación de una biocenosis y un biotopo. Es decir, un ecosistema está constituido por un medio físico (el biotopo, hábitat o ambiente), sus pobladores (la biocenosis o conjunto de seres vivos) y las interrelaciones entre ambos, todos ellos formando una unidad en equilibrio dinámico.

Como sistema está formado por el conjunto de todos los seres vivos (la biocenosis) y el ambiente no vivo (el biotopo) que los rodea. Dicho de otra manera: un ecosistema está constituido de múltiples biotopos y biocenosis.

3.2 Tipos de ecosistemas

Aunque el término ecosistema puede referirse a biotopos y biocenosis muy diversos en tamaño, generalmente se reconocen tres tipos: microecosistema,  por ejemplo el tronco de un árbol o la fisura de una roca; mesoecosistema, referido a una extensión de media como una pradera, bosque, lago, etc.; y macroecosistema, donde se engloban grandes extensiones de tierras, océanos o ambos, como puede ser el mar Mediterráneo o toda la región atlántica. La transición entre dos de estos ecosistemas no suele realizarse bruscamente, sino que se produce una yuxtaposición en la zona limítrofe que presenta generalmente características propias; a esta zona se le denomina ecotono.

Los componentes del ecosistema son tanto bióticos como abióticos. Los componentes bióticos incluyen organismos vivos como las plantas, los animales, los hongos y los microorganismos del suelo . Los componentes abióticos pueden ser de origen orgánico, como la capa de hojarasca que se acumula en la superficie del suelo (mantillo) y la materia orgánica incorporada en los agregados del suelo. De igual forma, los componentes abióticos incluyen elementos no orgánicos, como las partículas de suelo mineral, las gotas de lluvia, el viento y los nutrientes del suelo.

Cuando se estudia un ecosistema no se analiza cada uno de sus componentes por separado, sino más bien el sistema en su conjunto, analizando las interacciones que se dan entre componentes, e identificando aquellos mecanismos o procesos que controlan al sistema.

El concepto de ecosistema es adimensional y multiescalar. Es decir, sus límites dependen del problema o fenómeno en estudio. Así, podemos considerar como ecosistema a la zona costera intermareal y también al planeta completo.

Usualmente se les confina dentro de límetes o zonas geográficas con ciertas características climáticas definidas (biomas)

Sus límites son abiertos y se encuentran interconectados, por lo tanto, lo que ocurre en una parte de él afecta al conjunto.

Los ecosistemas están estructurados jerárquicamente, esto es, un ecosistema es parte de un ecosistema mayor que lo contiene y a su vez está conformado por varios subsistemas. Por lo mismo, los procesos funcionales del ecosistema operan a diferentes escalas espaciales y temporales . Así por ejemplo, existen procesos como la descomposición microbiana, que se da a escalas de milésimas de milímetro y en cuestión de minutos; procesos de caída de árboles que se dan a escalas de varios metros cuadrados y en períodos de varios años; inundaciones que ocurren con períodos de retorno de décadas y que afectan a cientos de hectáreas y erupciones volcánicas que ocurren en escalas geológicas de miles de años y que pueden tener impactos a nivel global.

Este carácter jerárquico y multiescalar de los procesos del ecosistema hace imposible establecer límites precisos sobre dónde acaba uno y empieza el otro. Más bien existe un continuo de componentes y procesos interrelacionados que se intercalan a diferentes escalas espaciales y temporales. Cuando uno trabaja con un ecosistema, delimita sus fronteras de manera un tanto arbitraria, dependiendo de los objetivos e intereses particulares. Una vez definida la escala espacial y temporal a la que se trabajará, debe reconocerse que en realidad se trata de un subsistema de un ecosistema mayor que lo contiene, por lo que éste recibe influencias y, a su vez, tiene influencia sobre el sistema mayor.

Los ecosistemas no son ambientes uniformes y estáticos sino más bien diversos y dinámicos. Lo que se aprecia como homogéneo y estático a una escala, se torna muy heterogéneo y cambiante en otra. 

 

La organización de la naturaleza en niveles superiores al de los organismos es la que interesa a la ecología. Los organismos viven en poblaciones que se estructuran en comunidades. El concepto de ecosistema aún es más amplio que el de comunidad porque un ecosistema incluye, además de la comunidad, el ambiente no vivo, con todas las características de clima, temperatura, sustancias químicas presentes, condiciones geológicas, etc. El ecosistema estudia las relaciones que mantienen entre sí los seres vivos que componen la comunidad, pero también las relaciones con los factores no vivos.

3.3 El hábitat y el nicho ecológico

Dos conceptos en estrecha relación con el de ecosistema son el de hábitat y el de nicho ecológico. El hábitat es el lugar físico de un ecosistema que reúne las condiciones naturales donde vive una especie y al cual se halla adaptada. El nicho ecológico es el modo en que un organismo se relaciona con los factores bióticos y abióticos de su ambiente. Incluye las condiciones físicas, químicas y biológicas que una especie necesita para vivir y reproducirse en un ecosistema. La temperatura, la humedad y la luz son algunos de los factores físicos y químicos que determinan el nicho de una especie. Entre los condicionantes biológicos están el tipo de alimentación, los depredadores, los competidores y las enfermedades, es decir, especies que rivalizan por las mismas condiciones

3.4 La sucesión ecológica

La sucesión ecológica es el reemplazo de algunos elementos del ecosistema por otros en el transcurso del tiempo. Así, una determinada área es colonizada por especies vegetales cada vez más complejas. Si el medio lo permite, la aparición de musgos y líquenes es sucedida por pastos, luego por arbustos y finalmente por árboles. El estado de equilibrio alcanzado una vez que se ha completado la evolución, se denomina clímax

En una primera parte, la ecología estudia la influencia del medio sobre los organismos

En una segunda parte, la ecología analiza las relaciones intraespecíficas de los individuos de la misma especie que forman una determinada población.

 

En una tercera parte, la ecología considera las relaciones interespecíficas que regulan el equilibrio dinámico de las comunidades naturales, constituidas por la armoniosa integración de un conjunto de especies vegetales y animales en un lugar determinado.

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3.5   Los pastizales

Los pastizales son ecosistemas caracterizados por presentar una vegetación abierta dominada por especies herbáceas y cuya producción primaria es aprovechada directamente por los herbívoros ). Suelen estar situados en zonas con productividad relativamente baja que no son adecuadas para usos agrícolas intensivos. En ellas, el pastoreo es un procedimiento eficaz para recolectar y transformar su dispersa producción primaria en productos para uso o consumo humano. A pesar del predominio herbáceo, el componente arbustivo y arbóreo juega con frecuencia un papel clave como protección o recurso trófico, en especial durante las épocas de escasez de herbáceas.

Focalizaremos nuestra atención en los pastizales de origen antrópico. En ellos el manejo humano tiene un papel esencial de control, influyendo en la disposición de la vegetación leñosa y en la dinámica general del suelo y la vegetación (Gómez-Sal, 2001b). Son los pastizales dominantes en la Península Ibérica y en ellos el uso sostenible (que hace referencia básicamente a utilizar los pastizales, un recurso renovable, a un ritmo acorde con su tasa de renovación), aparece como una realidad compleja con aspectos ecológicos, sociales, productivos, económicos e incluso éticos.

3.6 Niveles de intensidad en la explotación de los pastizales

Para entender las posibilidades de uso sostenible de los ecosistemas de pastizal resulta útil situar éstos dentro de un esquema de intensidad de uso, en el que podríamos diferenciar (Rebollo 2003) estados de madurez, explotación, degradación y crisis. Los pastizales, dependiendo de la intensidad de uso y de las circunstancias ambientales, pueden encontrarse en cualquiera de los cuatro estados.

En el «estado de madurez» se situarían los ecosistemas naturales no explotados, dominados por vegetación leñosa. También pueden encontrarse aquí pastizales naturales o incluso de origen antrópico, predominantemente herbáceos, con marcadas características de estabilidad y equilibrio. Estos últimos, por sus atributos de diversidad y organización merecen en muchos casos su calificación de ecosistemas maduros. A medida que la explotación aumenta, la estructura se simplifica y el ecosistema es desplazado al «estado de explotación». En este estado, el ecosistema adquiere el aspecto característico de los pastizales, con una estructura más abierta, dominada por el estrato herbáceo y arbustivo; los pastizales conservan todavía muchas especies y un suelo bien desarrollado, a pesar de la explotación a la que están sometidos. Si la intensidad de explotación aumenta, la estructura del ecosistema se simplifica todavía más, se pierden especies y comienzan a apreciarse problemas de erosión en el suelo. El ecosistema pasa a un «estado de degradación». En este estado, la cobertura de vegetación leñosa se reduce todavía más o es substituida por especies sin interés forrajero e indicadoras de degradación.

Si la intensidad de explotación se acentúa, el ecosistema entra en crisis («estado de crisis») y la pérdida de especies y de suelo es ya muy aparente.

En los ecosistemas de pastizales, pueden encontrarse una variedad de herbivoros ungulados y el  efecto  sobre el suelo y la vegetación depende en gran medida de su tamaño corporal, tipo de alimentación, capacidad digestiva, organización social, hábitos escarbadores, vulnerabilidad a los depredadores, tipo de heces, régimen de pastoreo, etc. Muchos de estos herbívoros son complementarios y pueden utilizarse de manera mixta para mejorar el aprovechamiento ganadero, cinegético o naturalístico de los pastizales.

Estos sistemas ganaderos extensivos son compatibles con valores naturales singulares como es el caso de algunas especies amenazadas de la fauna ibérica. Por ejemplo, en los pastizales de  la Cordillera Cantábrica pudimos comprobar la importancia de la ganadería extensiva en el mantenimiento del hábitat del rebeco (Rupicapra rupicapra parva Cabrera), un ungulado silvestre endémico de dicha cordillera (Rebollo y Gómez-Sal, 1996). Cuando disminuye el uso ganadero extensivo o cesa definitivamente por las dificultades que hoy encuentra la trashumancia de ovejas merinas, el hábitat del rebeco disminuye –al degradarse el recurso trófico mantenido por las ovejas y que el rebeco utiliza durante las épocas del año en que éstas están ausentes- y aumentan los ungulados propios de hábitats más forestales como el corzo, jabalí o ciervo.

En los ecosistemas adaptados al pastoreo no sólo es compatible la explotación y conservación de los recursos, sino que ciertos niveles de pastoreo son fundamentales para conservar muchas especies de animales y plantas. Por ello, en estos pastizales adaptados al pastoreo se pueden alcanzar estados de degradación tanto por exceso como por abandono del pastoreo

3.7 Elementos que favorecen el uso sostenible de los pastizales

Desde el punto de vista ecológico, sólo es posible el manejo sostenible de los pastizales si se mantienen las configuraciones estables propias del ámbito ecológico de «explotación» o del estado de «madurez» alternativo comentadas anteriormente. En esta situación, el ecosistema cuenta con elementos estabilizadores que reducen el riesgo de erosión, aportan recursos tróficos en la época de escasez, actúan de refugios para las especies más sensibles al pastoreo, favorecen la fertilidad y la existencia de materia orgánica en el suelo, crean condiciones microclimáticas que propician una mayor diversidad de especies y sirven de refugio al ganado, etc. Gómez Sal (2001a) considera fundamental : 1) mantener manchas de vegetación leñosa en las zonas más frágiles y expuestas, retículos de vegetación leñosa intercalados entre las parcelas de pastizal y cultivos y matas aisladas de vegetación arbórea y arbustiva dispersas en el pastizal, 2) mantener la fertilidad de los suelos mediante el aporte adecuado de materia orgánica, siendo importante la elaboración de estiércol, compost y la rotación de cultivos, 3) mantener razas de ganado y variedades de plantas autóctonas adaptadas a las condiciones locales, así como pautas de manejo (como las prácticas de desplazamiento estacional del ganado) y modalidades de cultivo, rotación y siega adaptadas, 4) prestar una atención especial al ciclo del agua y su calidad (cuidado de fuentes, acequias, balsas o charcas ganaderas, pequeñas lagunas, etc.), evitando la contaminación tanto de los cursos de agua superficiales como de los acuíferos subterráneos, 5) mantener los sistemas de vallas, setos y terrazas tradicionales y 6) favorecer los sistemas ganaderos mixtos.

El pastoreo mixto permite aprovechar mejor la variedad de formatos en los que se presenta la producción primaria en forma de tipos de hojas, frutos y cortezas. Además, la existencia de distintas especies de herbívoros permite controlar mejor la abundancia relativa entre las especies de plantas y evitar la proliferación de especies no deseadas.

 3.8 Sistemas de seguimiento y control

Por todo lo expuesto hasta ahora se deduce que los pastizales no son entidades estáticas y que su uso sostenible requiere conocer en cada momento cual es el «estado» del pastizal y sus tendencias de cambio. Esto se debería llevar a cabo mediante un sistema de indicadores que tenga en cuenta todos los efectos de los herbívoros y la distinta velocidad de respuesta de cada componente del pastizal. El sistema de seguimiento y control debería incluir, al menos, parámetros relacionados con  a) los animales y sus producciones, como es el caso de la tasa de fertilidad, tasa de crecimiento, cantidad y calidad de la producción, estado físico y sanitario de los animales, etc., b) la vegetación, son importantes indicadores la cobertura de la vegetación por estratos, abundancia de las especies, producción herbácea, calidad del forraje, proliferación de especies resistentes al pastoreo, etc. y c) el suelo, donde es especialmente importante hacer un seguimiento de los fenómenos erosivos y de la abundancia de materia orgánica y nutrientes.

3.9 El papel de los herbívoros en la conservación de los pastos 

Algunos estudios parecen haber demostrado que existe una relación estrecha entre el cese o declive paulatino del pastoreo y la pérdida de diversidad vegetal en las comunidades utilizadas ( Aldezabal et al. 2002),   concluyendo que la mayor diversidad se obtendría en niveles moderados de pastoreo

La coincidencia de explotación y conservación en un determinado territorio supone siempre un difícil compromiso entre asumir el pasado, con sus defectos y excesos, y proponer nuevas relaciones que garanticen su continuidad de una forma aceptable para la comunidad.

Los cambios de uso de muchas áreas pastorales, a veces amparadas por figuras de protección, dan lugar a numerosos interrogantes relacionados con su evolución, que ponen de manifiesto la precariedad de los conocimientos para su valoración y conservación. Ello se debe a un hecho básico y diferencial respecto a otro tipo de ambientes (bosques, humedales, turberas y riberas, entre otros), si para la mayor parte de dichos ambientes su conservación a menudo implica la disminución o el cese total de las actividades humanas (tala, fuego, laboreo, extracciones), la conservación de los pastos está vinculada al mantenimiento del pastoreo (Montserrat, 1964) y, de manera más precisa, con el grado y modo en que el pastoreo tenga lugar.

Es probable, que buena parte de la diversidad de los pastos supraforestales  dela Cordillera Cantábrica se haya originado como consecuencia del pastoralismo ancestral. El herbivorismo obliga a las plantas al desarrollo de estrategias ecológicas particulares, para hacerse resistentes o permitir pérdidas de biomasa sin que afecten a su reproducción. Una importante cuestión que se plantea es si la actividad del ganado, junto con la distribución espacio-temporal de la carga ganadera, es causa o efecto de la diversidad observada en los pastos supraforestales.

Los ecólogos tenemos todavía dificultades para responder a preguntas tales como: ¿Cuál es la importancia de los pastos de montaña en el presente marco económico?, ¿Es necesario y posible mantener los pastos de montaña sin su utilización ganadera?, ¿Cuáles son las cargas ganaderas oportunas en nuestros parques nacionales y otras zonas protegidas?, ¿Qué tipos de pastos presentan mayor potencial desde el punto de vista del uso ganadero y cuáles mayor relevancia ecológica?, ¿Qué alternativas existen al abandono de la ganadería extensiva?´

El sistema de la trashumancia del ganado ovino,  responde a la búsqueda de sustento para los rebaños, de manera que se aprovecha cada lugar cuando mejores condiciones de pastoreo ofrece, subiendo durante el período estival a los puertos de verano y bajando a los pastos de tránsito y prados del fondo de valle durante el invierno (época desfavorable para el crecimiento de la hierba). La complementariedad en el uso de los recursos es una de las bases ecológicas más sólidas para garantizar la supervivencia en el mundo animal. El pastoreo extensivo se apoya sobre esta base. El ganado extensivo busca su alimento allí donde se encuentra y no al revés, como sucede con los animales de granja.

Desde un punto de vista ecológico el sistema es considerablemente más ahorrador en energía. La contrapartida es su menor producción y eficiencia en términos económicos. Así mismo, aunque el ganado ovino haya predominado en el número de cabezas y aportado la mayor carga ganadera, el sistema de pastoreo ha sido desde siempre multiespecífico, compuesto por varias especies de ungulados, lo cual ha beneficiado al sistema de aprovechamiento de los puertos, dado que cada especie es más eficiente que el resto en el uso concreto de ciertos recursos tróficos y territoriales.

Los pastos de montaña, han sido estudiados habitualmente en sus aspectos productivos: calidad, producción, estacionalidad, etc. Actualmente, debido a la creciente preocupación de la sociedad por la conservación del ambiente y de los espacios protegidos en particular, podemos observar como aumenta también el interés por el estudio ecológico de este tipo de comunidades, ya que a menudo presentan notables valores naturales.

Al igual que sucede con los aspectos productivos, los gestores y usuarios de los pastos necesitan disponer de métodos de análisis adecuados que les permitan valorar ecológicamente dichas comunidades, a ser posible de una forma cuantificada. De ello surge la necesidad de ensayar una valoración de los pastos de montaña en sus dos aspectos, ecológico y productivo.

Gómez et al.( 2001), han creado dos índices, uno de valoración ecológica y otro productivo, compuestos por la combinación matemática de variables de ambos tipos . Entre las de carácter ecológico se han determinado la diversidad y abundancia de cada comunidad y la rareza y grado de endemicidad de las especies dentro de cada comunidad. Se han añadido también variables relacionadas con la heterogeneidad y conectividad a escala de paisaje que serán medidas sobre mapas de vegetación y usos agrarios. Entre las variables de carácter productivo se han elegido la producción primaria aérea neta, la calidad forrajera (composición química), el grado de preferencia por los herbívoros y la accesibilidad.

 

 

 3. 10 El oficio de pastor

El oficio de pastor es uno de los más antiguos de la historia de la humanidad. Durante el Neolítico el hombre domesticó algunos herbívoros salvajes y cambio sus hábitos de cazador-recolector por los de pastor. Desde entonces, hasta finales del siglo pasado, sus condiciones de trabajo apenas se modificaron. El periodo de la revolución industrial marginó el pastoreo hasta tal punto que estuvo a punto de desaparecer. Los procedimientos industriales arrinconaron las prácticas tradicionales, que si bien resultaban, desde el punto de vista económico, escasamente rentables, sin embargo eran vitales para la regulación ecológica.

Las variedades de queso de los Picos de Europa (Cabrales, Gamonéu, Beyos y Aliva), la conservación de la razas autóctonas y el equilibrio del paisaje tienen su origen en la cultura pastoril.

A finales del siglo XX se oyeron algunas voces en defensa de los pastores, su cultura asociada y la necesidad de mejorar tanto sus condiciones de vida como sus pautas de comportamiento cultural.

La ganadería intensiva( Idquierdo Vallina 1997), los cebaderos industriales, los piensos compuestos y el monocultivo con especies de alto rendimiento tuvo efectos altamente nocivos: para la conservación  de la biodiversidad , el aprovechamiento ecológico de los pastizales extensivos, el mantenimiento de las brañas, los paisajes de montaña ,la arquitectura rural, las razas autóctonas y la milenaria cultura del pastoreo. El pastoreo es hoy por hoy un oficio marginal y de marginados. Su solución pasa por crear  en entornos locales escuelas de pastores.

El pastoreo en régimen extensivo constituye una actividad tradicional que a lo largo de los siglos ha contribuido a conformar el paisaje de la montaña asturiana. La generación de una economía autárquica de supervivencia, y la consolidación de un largo proceso adaptativo de las personas al medio, han sido los principales rasgos característicos de esta peculiar tradición que tiene en nuestra región un especial significado. El paisaje de Asturias es, sobre todo, el paisaje de unas montañas recreadas por la mano de los pastores y pastoras y el diente de su ganado.

En sentido propio, se podría hablar de la existencia de una cultura tradicional de pastoreo que es, sin duda, la más antigua de las manifestaciones culturales contemporáneas de nuestra región. Sin embargo, las duras condiciones impuestas por el medio, el abandono y el éxodo rural y, sobremanera, la aparición de nuevas fórmulas de explotación ganadera han ido paulatinamente arrinconando a la ganadería extensiva y al pastoreo tradicional en puertos, majadas y brañas. Las repercusiones ambientales que esta regresión tendrá en la modificación del paisaje aún no han sido suficientemente valoradas, pero una cosa es cierta: la pérdida definitiva de la ganadería y el pastoreo extensivo en nuestras montañas traerá a la larga más perjuicios que beneficios y, sin duda, provocará la desaparición del paisaje tal como hoy lo conocemos.

A pesar de los esfuerzos y recursos que las diferentes administraciones públicas han destinado, y destinan, a conservar y alentar la ganadería y el pastoreo extensivo, aún son precisos nuevos estímulos, apuestas más comprometidas y un mayor empeño desde las administraciones implicadas, no ya sólo por conservar, sino por regenerar, modernizar y hacer atractiva la profesión del pastoreo entre las generaciones más jóvenes, como única garantía de futuro.

Izquierdo Vallina ( Abaco 2003) defiende la conservaron de los Picos de Europa a través de de la recuperación del pastoreo tradicional. Así comenta que si algo está en peligro de extinción en los Picos de Europa es el pastoreo tradicional de majada y la producción de queso vinculado a la ganadería extensiva. El intenso aprovechamiento extensivo de los pastos de los puertos para hacer queso y la presencia del ganado domestico, vacas y especialmente ovejas y cabras, ha permitido la existencia de una fauna avícola carroñera que se alimentaba de las perdidas  accidentales de reses.

La Consejería de Medio Rural y Pesca del Gobierno del Principado de Asturias, en respuesta a las reclamaciones históricas del colectivo de pastores, inició los trámites y trabajos que dieron lugar a la aprobación del Decreto 138/2002, de 31 de octubre, por el que se aprueban los principios que habrán de regir en la elaboración del Programa para la recuperación, modernización y puesta en valor del pastoreo tradicional en la vertiente asturiana de los Picos de Europa, al que se ha denominado de forma sintética «Programa Pastores XXI».

En síntesis, el programa desarrolla, por medio de trece lineas de actuación, una serie ordenada de actuaciones encaminadas a los siguientes objetivos:

  • Dar seguridad y estabilidad al ganado menor frente a ataques de perros y lobos.
  • Mejorar las condiciones de accesibilidad y habitabilidad de las majadas para poder desarrollar el trabajo de pastoreo en las mejores condiciones higiénicas y laborales.
  • Recuperar los pastizales perdidos.
  • Favorecer la incorporación de nuevos pastores por medio de Contratos Territoriales de Explotación.

* Estimular la producción quesera de Gamoneu en los puertos

 

Si queremos mantener la biodiversidad del medio rural, se deberían implantar  sistemas de contratos territoriales de explotación, que vinculen la actividad agraria con la conservación del medio, por lo que percibirían una retribución económica vinculada no solo a la capacidad productiva, sino a la plusvalía que supone para el medio ambiente.

En los Picos de Europa (Izquierdo Vallina 2005), comenta que la modernización de las explotaciones no favoreció la conservación del medio. La modernización de los sistemas de pastoreo extensivo, consistió en fomenta el establecimiento de queserías en el valle, con vacas frisonas de alta producción, alimentadas con piensos traídos de fuera de la región. El resultado final desde el punto de vista ambiental es que se han intensificado los problemas  de contaminación en los pueblos y en los ríos, de han perdido los pastizales,  se corre riego de incendios por embastecimiento de los pastos y la biodiversidad de la montaña ha descendido.

 

La evolución socioeconómica de las tierras marginales (Monserrat 2001) recorridas por un ganado diversificado, preparado para sobrevivir, ha sido rápida, pero el mundo rural se desmorona. Nos convine forzar la investigación integrada para contrarrestar esta tendencia; entre los científicos predominó lo analítico y ahora conviene integrar ideas para que actúen y renueven esa vida naturalizada,, un modo de vida rural apropiado para la gestión comunal que ahora languidece y debemos revitalizar. Necesitamos escuelas que pongan pronto en contacto al niño con pastores experimentados con pasto y rebaños.

3.11 Áreas rurales de montaña

 

El problema actual de la educación en la España rural (Idquierdo Vallina 2005 ) , no es tanto de equipamientos y recursos materiales, sino conceptual: en los pueblos no se educa para vivir en el medio rural sino más bien, todo lo contrario, se educa para emigrar. Algunos  intelectuales del último tercio del siglo XIX propusieron la creación de escuelas regionales y locales de  agricultura.

 

Muchas de las soluciones a los problemas ambientales y de desarrollo rural de los territorios marginales de montaña pasan por una rehabilitación de los modos culturales locales de producción, todavía no hemos encontrado la fórmula para convertir viejos oficios milenarios en nuevas profesiones.

 

Quizá la política de conservación (Ibiden (Idquierdo Vallina 2005),) de la naturaleza hubiera sido diferente si en lugar de referirnos a la protección de los espacios naturales, hubiesemos elegido  en la denominación la otra mitad del sistema,es decir,el medio cultural,para orientar nuestras acciones de proctección.Si enlugar de empeñarnos en proteger la naturaleza arrinconanando los conocimienos de la cultura rural y expulsando del sistema a los  la que conservaban (como se hizo incluso en algunos parques nacionales),les hubieramos ayudado a superar la angustia de la mera supervivencia, seguramente hubiesemos encontrado a los mejores aliados para defender la montaña.

 

 

La cuestión del desarrollo de las áreas rurales de montaña no puede abordase al margen de desarrollo general como enclaves  o espacio cerrados (Ortega Valcarcel 2004   ) sobre si mismos, sustentados sobre sus recursos locales.El discurso sostenible, entendido en estos terminos de desarrollo endógeno tiene un perfil autárquico.

 

El desarrollo de las  áreas rurales de montaña pasa, sin duda ,por “proteger y valorar el patrimonio montañés en todos sus aspectos, natural y cultural” y sobre las actividades tradicionles , la pluriactividad y la planificación territorial, asi como el desarrollo integrado de las “comunidades locales”, como se propone en el marco europeo

 

El fundamento de todo proceso de desarrollo en las area rurales de montaña es su integración progresiva en el espacio social actual, es decir, en esto que se viene denominando espacio global, economía global y sociedad global.

 

El desarrollo delas áreas rurales de montaña no es una cuestión ética,no es un problema de moral:es una cuestión de derechos, de ciudadanía, y por ello de equidad social.Y esto supone que, como ya ocurre en determinados paises europeos, la responsabilidad de la gestión territorial , incluida la económca, recaiga en las colectividades locales, tanto a la hora de planificar los destinos como de financiarlos.No se pueden presentar politicas de desarrollo para las áreas rurales de montaña aplicadas al margen de los interesados.

 

El 90 % de Asturias está calificado, según la normativa de la Unión Europea, como zona de montaña, un alto porcentaje de territorio marcado por un factor de muy alta influencia y que por tanto determina muchas de las características y peculiaridades de nuestros pueblos. Esta realidad geográfica hace Asturias cuente con una ganadería extensiva como forma tradicional de actividad agraria, una baja densidad de población particularmente en las áreas más montañosas.

Un paisaje rural sin agricultura mermaría uno de los principales atractivos que valoran las numerosas personas que nos visitan. La agricultura ha creado paisajes y moldeado el territorio, ha hecho cultura e impreso carácter a las gentes.

 

Agricultura y medio ambiente han sido vistas en muchas ocasiones como conceptos antagónicos, como algo no del todo compatible. Sin embargo, en una región como Asturias donde la práctica agrícola más común es la ganadería extensiva de baja intensidad, la agricultura es ambientalmente respetuosa y ejerce una aportación netamente positiva a la biodiversidad.

4. Paisaje vegetal  de las brañas asturianas

 

 

Un paisaje vegetal viene a ser, pues, un complejo de comunidades distribuidas en mosaico de acuerdo con leyes determinadas. A su vez, la comunidad es una colectividad de plantas de composición y estructura más o menos rigurosamente definidas. Se nos dibujan pues tres niveles de integración distintos: individuo, comunidad y paisaje, cada uno de ellos posee propiedades particulares de las que carecen sus componentes a nivel inferior.

 

La comunidad de individuos vegetales, Bolós (1963) posee en mayor o menor grado caracteres de unidad integrada, no reductible a la suma de sus componentes, pues de la combinación en cantidad y forma determinadas, de los organismos que la constituyen, surgen nuevas propiedades que no existían en las especies aisladas. La sombra y el frescor de un bosque no son iguales a los que producirían los mismos árboles si  vivieran aislados, distantes unos de otros.

 

Para poder interpretar rectamente un paisaje vegetal no es suficiente el conocimiento de las especies de plantas que forman el mismo, es necesario también  conocer las comunidades vegetales en que dichas especies se agrupan y, por fin, hay que conocer las relaciones que ligan unas comunidades con otras, tanto en el espacio (relaciones de contigüidad, zonación , etc.) como en el tiempo (dinámica de la vegetación).

 

La comunidades vegetales que integran el paisaje de las brañas asturianas se indican en los siguientes apartados:

4.1. Bosques caducifolios y matorrales afines

4.2. Bosques esclerófilos  perennifolios

4.3. Landas de brezos, tojos  y piornos

4.4. Céspedes y matorrales de la  alta montaña 

4.5. Pastizales con influencia humana

4.6. Vegetación herbácea de lugares frecuentemente alterados

 

4.1 bosques caducifolios y orlas arbustivas

Los bosques caducifolios son los más abundantes en Asturias.  Se hallan  repartidos por Europa occidental y central. En la Península  Ibérica los tenemos en las regiones septentrionales, aunque  también penetran en el interior, situándose en las montañas en  busca de hábitats más frescos, ya que no toleran la sequedad  mediterránea.

 

Walter (1979) incluye estos bosques en la zona climática  VI (Bosques caducifolios en climas templados, con un corto  periodo de heladas). La caída de las hojas en otoño es el  resultado de su adaptación a la estación fría. Las especies  arbóreas para protegerse durante el invierno de las bajas  temperaturas, experimentan una serie de cambios fisiológicos en  sus tejidos, que les defiende contra las posibles lesiones de  las heladas.

 

Para su desarrollo necesitan un clima con un periodo de  vegetación caluroso de 4 a 6 meses, durante el cual cae  suficiente lluvia y un invierno no demasiado largo ni  extremadamente frío de 3 a 4 meses.

 

El bosque caducifolio es una comunidad vegetal, formada por  varios estratos. Consta a menudo de una ó dos capas arbóreas, de  una arbustiva y otra herbácea. En ésta última encontramos  hemicriptófitos(con las yemas al ras del suelo),pero también  muchos geófitos(con bulbos subterráneos) que solo se desarrollan en primavera.

 

Antes  que los árboles se cubran de hojas, la capa  herbácea disfruta de mucha luz, luego la iluminación va  disminuyendo a medida que se desarrolla el follaje. Las  favorables condiciones de luz que prevalecen antes del  nacimiento de las hojas, son aprovechadas por los geófitos de  primavera: Corydalis bulbosa, Scilla lilio‑hyacinthus, Anemone nemorosa. Les beneficia el hecho, que en abril, el mantillo en que ellas enraízan es calentado a una temperatura que oscila  entre 25 y 30 grados ,debido a su exposición directa a los rayos solares.

 

A medida que nos aproximamos al lindero del bosque, las  condiciones de luz mejoran y las plantas se desarrollan mejor.

 

Los hayedos son bosques de montaña, indiferentes al sustrato ecológico; por ello se pueden encontrar sobre cuarcitas, areniscas y pizarras, así como sobre calizas.

 

Los bosques de hayas se sitúan en el piso montano, teniendo su óptimo entre los 800 y 1500 m. s. n. m. Soportan bien las bajas temperaturas invernales, mostrándose sensible a las heladas tardías. Para el desarrollo de las jóvenes plantas es muy necesario la existencia de sombra; es el Fagus sylvatica una especie esciófila, amante de la sombra. Aunque requieren los hayedos suelos profundos frescos no encharcados, pueden crecer con la humedad ambiental, huyendo de los sitios anegados. Bajo el punto de vista edáfico vive sobre Tierras Pardas, con  humus mull

 

 

Los bosques de carballos, Quercus robur, suelen encontrarse preferentemente en las zonas próximas al litoral, y en los pisos inferiores, llegando a veces al piso montano. En la zona occidental asturiana sobre sustrato ácido se le ve asociado sobre todo con el abedul, Betula celtiberica y el castaño Castanea sativa, sin embargo en la zona oriental sobre suelos mas ricos y frescos se asocia  con el fresno, Fraxinus excelsior.

 

Los bosques con roble albar, Quercus petraea, se sitúan por lo general en las montañas silíceas del interior, al igual que los abedulares con Betula celtiberica;  estas últimas formaciones arbóreas llegan a alcanzar el limite superior del bosque en la Cordillera Cantábrica.

El melojo, Quercus pyrenaica, que puede convivir con el Quercus robur, prefiere zonas más continentales del interior occidental asturiano, sobre sustrato ácido.

 

Es preciso distinguir, entre los bosques ribereños, que  reciben aportes periódicos de las corrientes de agua a lo largo del año, de las alisedas pantanosas, donde el nivel de agua se mantiene constante a la altura del suelo generalmente.

 

Los bosques ribereños dependen de la conducción de agua del río. Todas las plantas y comunidades que viven en estos hábitats, están sometidas a cambios bruscos en los niveles de agua; pudiendo tanto elevarse de repente, como de igual forma descender. Siendo capaces de resistir inundaciones ocasionales sin daños graves. También, pueden resistir periodos de sequedad, bien por una retirada del agua de sus raíces, o por una reducción del grado de transpiración. Sin embargo, los periodos de sequedad pueden ser mas dañinos a las plantas ribereñas que las normales inundaciones. Esta situación de  inestabilidad es compensada en parte, por las excepcionales condiciones de fertilidad, ya que cada inundación añade sales y  depósitos de sólidos en el suelo, que incrementa los nutrientes, pudiendo considerase estos aportes, como si se tratase de un abono natural.

 

Las alisedas pantanosas se caracterizan por estar sus suelos casi permanentemente inundados, en contraste con los  bosques ribereños, que se  secan por unos días o semanas después de la avalancha de agua. Se desarrollan sobre suelos muy ácidos, que contiene al menos de 10 a 20 cm de turba formada in situ y no son enriquecidos por los aportes  de sales que llevan las arroyadas.

 

En el apartado de los bosques caducifolios y orlas arbustivas distinguimos los siguientes grupos socioecológicos:

 

Hayedos del piso montano sobre suelos frescos y eutrofos

4.1.a   Grupo Fagus sylvatica – Melica uniflora

 

Especies más significativas: Fagus sylvatica,  Melica uniflora, Carex sylvatica, Galium odoratum, Mercurialis perennis,  Saxifraga hirsuta, Daphne laureola, Lilium martagon, Crepis lampsanoides, Paris quadrifolia, Scilla lilio-hyacinthus, Hordelymus europaeus, Festuca altissima, Corydalis cava, Actaea spicata.

 

Altitudes: de 900  a 1430 m

Hayedos  del piso montano, sobre suelos ácidos    

4.1. b  Grupo Fagus sylvatica – Blechnum spicant

 

Especies más significativas: Fagus sylvatica, Blechnum spicant, Saxifraga spathularis, Vaccinium myrtillus, Deschampsia flexuosa, Luzula sylvatica subsp. henriquesii, Euphorbia hyberna, Betula celtiberica, Sorbus aucuparia, Polygonatum verticillatum, Ceratocapnos claviculata, Galium rotundifolium, Euphorbia hyberna, Holcus mollis  

 

Altitud:de 700 a 1400 m.

 

Especies comunes para  los hayedos: Anemone nemorosa, Dryopteris dilatata, Helleborus viridis subsp. occidentalis, Euphorbia dulcis, Polystichum setiferum, Dryopteris filix-mas, Sorbus aria, Dryopteris affinis, Euphorbia amygdaloides, Oxalis acetosella, Ilex aquifolium, Viola reichenbachiana, Taxus baccata, Corylus avellana, Lonicera periclymenum, Erythronium dens-canis.

 

Carbayedas típicas del piso colino, sobre suelos generalmente ácidos, donde se ha favorecido el cultivo del castaño.

4.1. c  Grupo Quercus robur- Castanea sativa

 

Especies más significativas: Quercus robur, Castanea sativa, Frangula alnus, Betula pubescens, Ilex aquifolium, Blechnum spicant, Dryopteris affinis, Dryopteris dilatata, Teucrium scorodonia, Euphorbia dulcis, Deschampsia flexuosa, Primula acaulis, Lonicera periclymenum, Hypericum pulchrum, Lathyrus linifolius, Euphorbia amygdaloides, Holcus mollis, Arenaria montana, Vaccinium myrtillus, Physospermum cornubiense, Stellaria holostea.

 

Altitud: de 180 a 350 m.

 

Robledales del piso montano (roble albar y melojo) sobre suelos ácidos o suelos descalcificados, mejor adaptados al clima frío que las carbayedas.

4.1. d   Grupo Quercus petraea – Quercus pyrenaica

 

Especies más significativas: Quercus petraea, Quercus pyrenaica, Holcus mollis, Betula celtiberica, Physospermum cornubiense, Teucrium scorodonia, Euphorbia amygdaloides, Deschampsia flexuosa, Melampyrum pratense, Sorbus aucuparia, Lathyrus niger, Arenaria montana, Frangula alnus. 

 

Subgrupo con  melojo, Quercus pyrenaica, en la zona sur occidental asturiana: Cangas del Narcea e Ibias, con una composición florística muy afín a la del grupo, con la dominancia del melojo.

.Altitud: de 600 a 1350.

 

Abedulares del piso montano, que se sitúan siempre sobre suelos ácidos

4.1 .e   Grupo Luzula sylvatica subsp. henriquesii – Betula celtiberica

Especies más significativas: Luzula sylvatica, Betula celtiberica, Erica arborea, Sorbus aucuparia, Saxifraga spathularis, Vaccinium myrtillus, Stellaria holostea, Anemone nemorosa, Euphorbia amygdaloides, Dryopteris dilatata, Blechnum spicant, Pulmonaria longifolia, Ilex aquifolium, Euphorbia dulcis, Poa chaixii, Ceratocapnos claviculata, Dryopteris filix-mas

Subgrupo de  la zona sur occidental asturiana con arce y fresno de hoja estrecha : Omphalodes nitida, es una variante húmeda y sombreada con  Acer pseudoplatanus, y Fraxinus excelsior

 

Altitud: de 900 a 1700 m

 

Madroñales silíceos colinos galaico‑asturianos, con arraclan,  mesohigrófilos.

4. 1. f  Grupo Arbutus unedo ‑Frangula alnus

 

Especies más significativas: Arbutus unedo, Frangula alnus, Erica arborea, Teucrium scorodonia, Quercus robur, Castanea sativa, Lonicera periclymenum, Rubus ulmifolius.

 

Altitud: de 110 a 700 m.

 

 

Bosques mixtos,  con fresno y lengua de ciervo, mesohigrófilos del piso colino,  se desarrollan sobre suelos profundos, eutrofos. 

4.1. g  Grupo Fraxinus excelsior – Phyllitis scolopendrium

 

Especies más significativas: Fraxinus excelsior, Phyllitis scolopendrium, Primula acaulis, Sanicula europea, Ulmus glabra, Equisetum telmateia, Circaea lutetiana, Pulmonaria longifolia, Lamiastrum galeobdolon, Tamus communis, Hypericum androsaemum, Acer pseudoplatanus, Quercus robur, Saxifraga hirsuta, Sambucus nigra, Alnus glutinosa, Cornus sanguinea, Corylus avellana, Athyrium filix-femina, Lastrea limbosperma, Polystichum setiferum, Dryopteris dilatata.

Diferenciamos un subgrupo Orocantábrico con Festuca altissima, Quercus petraea, Lilium martagon, Carex caudata, Tilia platyphyllos.

 

Estos bosques mixtos  de fresnos y olmos cuando están enclavados en el piso colino, le suelen acompañar especies termófilas como  Ruscus aculeatus, Rubia peregrina, Smilax aspera.

 

Altitud : de 230 a 1000 m

 

Bosques de los bordes de los ríos, con humeru, fresno, arce y sauce, sobre suelos ricos a menudo inundados

4.1.h      Grupo Alnus glutinosa-Hypericum androsaemum

 

Especies más significativas: Alnus glutinosa, Salix atrocinerea, Hypericum androsaemum, Carex pendula, Fraxinus excelsior, Acer pseudoplatanus, Athyrium filix-femina, Eupatorium cannabinum, Solanum dulcamara, Lysimachia nemorum, Valeriana pyrenaica, Allium ursinum, Chaerophyllum hirsutum, Symphytum tuberosum, Cardamine raphanifolia, Angelica sylvestris, Scrophularia balbisii,

 

Subgrupo con fresno de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia) al que acompañan: Salix salvifolia, Carex acuta subsp. reuteriana, Valeriana pyrenaica.

 

Altitud:  de 120 a 550 m

 

Bosques pantanosos con alisos de los pisos colinos

4.1.i  Grupo Alnus glutinosa – Carex paniculata subsp. lusitanica.

Especies más significativas: Alnus glutinosa, Carex paniculata subsp. lusitanica, Thelypteris palustris, Myrica gale, Osmunda regalis, Athyrium filix-femina, Mentha aquatica, Scutellaria minor, Peucedanum lancifolium, Lycopus europaeus, Oenanthe crocata.

 

Altitud: de 10 a 100 m

 

Saucedas sobre suelos de vega en los tramos inferiores de los ríos

4.1. j.  Grupo ecológico Salix alba ‑ Salix elaeagnos subsp. angustifolia

 

Especies más significativas: Salix alba, Salix elaeagnos subsp. angustifolia, Salix fragilis, Rubus caesius, Salix atrocinerea, Populus nigra, Alnus glutinosa, Saponaria officinalis, Clematis vitalba, Lycopus europaeus.

Altitud: de 60 a 115 m

 

Saucedas arbustivas de los torrentes de la alta montaña cantábrica, sobre suelos ricos en carbonato cálcico

4.1.k.    Grupo Salix cantabrica ‑ Salix elaeagnos subsp. angustifolia.

 

Especies más significativas: Salix atrocinerea, Salix purpurea, Calamagrostis pseudophragmites, Angelica major.

 

. Altitud: 1100 m

 

Orla arbustiva acidófila de piso colino, con peral silvestre y arraclán

4.1. l   Grupo Pyrus cordata – Frangula alnus

 

Especies más significativas: Pyrus cordata, Frangula alnus, Salix atrocinerea, Lonicera periclymenum, Prunus spinosa, Rubus ulmifolius, Teucrium scorodonia.

 

Altitud : de 60  a 550 m

 

Comunidades de arbustos espinosos y zarzas   de suelos ricos del piso colino

4.1.m      Grupo Rubus ulmifolius-Tamus communis

 

Especies más significativas: Rubus ulmifolius, Tamus communis, Euonymus europaeus, Prunus spinosa, Crataegus monogyna, Clematis vitalba ,Cornus sanguinea, Ligustrum vulgare, Lonicera periclymenum ,Sambucus nigra, Prunus mahaleb, Rosa canina, Rubia peregrina, Smilax aspera, Buglossoides purpurocaerulea.

 

 Altitud: de 60 a 340 m

 

Espinares de  de las cumbres calizas de la Cordillera Cantábrica con agracejo y grosellero

4.1.n      Grupo Berberis vulgaris- Ribes alpinum

 

Especies más significativas: Berberis vulgaris, Ribes alpinum,  Rhamnus  alpinus, Cotoneaster integerrimus, Valeriana montana, Euphorbia flavicoma, Globularia nudicaulis, Teucrium pyrenaicum, Daphne laureola, Helianthemum croceum subsp. cantabricum, Saxifraga canaliculata, Erinus alpinus, Chaenorhinum origanifolium, Arenaria grandiflora, Erysimum cantabricum, Genista occidentalis, Amelanchier ovalis, Agrostis schleicheri, Rosa glauca.

 

Altitud:  de 1400 a 1600 m

 

 4.2 BOSQUES ESCLEROFILOS  PERENNIFOLIOS

 

 

Se conoce con la denominación de árboles perennifolios, aquellos que mantiene sus hojas sobre la planta durante varios años, siendo por lo general más duras, por eso, se llama a los bosques que forman, esclerófilos (de escleros: duro).Tienen escasa representación, solo están  presentes en el piso colino de forma relictual.

 

Los únicos bosques que tenemos en Asturias con hoja perenne, son  los representados por la encina (Quercus ilex)  y el alcornoque ( Quercus suber ).

 

Encinares cantábricos, propios del piso colino, se ubican en las laderas calizas soleadas

4.2.a       Grupo  Quercus ilex  –  Rhamnus alaternus

 

Especies más significativas: Quercus ilex, Rhamnus alaternus, Smilax aspera, Rubia peregrina, Osyris alba, Ruscus aculeatus, Arbutus unedo, Asplenium onopteris, Amelanchier ovalis, Jasminum fruticans, Melica ciliata, Ophrys apifera, Scabiosa columbaria, Helianthemum nummularium, Genista occidentalis, Laurus nobilis 

 

Distinguimos los siguientes subgrupos: a) con  quejigo (Quercus faginea), en Somiedo existen unos bosques mixtos de Quercus ilex  subsp. ballota y Quercus faginea sobre suelos más profundos y frescos que los encinares puros. b) con  labiérnago y cornicabra (Phillyrea latifolia y Pistacia terebinthus) en la zona oriental asturiana ( Peña Mellera Alta) .c) con  olivo silvestre (Olea europea), se sitúan  estos bosques sobre las calizas soleadas del litoral oriental (Llanes)

 

Altitud : de 80 a 600 m

 

Madroñales silíceos colinos, galaico asturianos con alcornoque, mesoxerófilos

4.2.b   Grupo Arbutus unedo – Quercus suber

 

Especies más significativas: Arbutus unedo, Quercus suber, Ruscus aculeatus, Rubia peregrina, Asplenium onopteris, Origanum vulgare, Cytisus striatus, Cytisus multiflorus, Carex distachya, Galium album, Erica cinerea, Ulex europaeus.

 

Altitud: de 250  a 500 m

 

4.3 LANDAS DE BREZOS, TOJOS  Y PIORNOS

 

Las landas de brezos es uno de los paisajes más insólitos del oeste de europeo, son comunidades sin árboles en las que predominan ericáceas bajas como Calluna vulgaris. Se distribuyen dentro de los  límites del territorio geobotánico, llamado “dominio Atlántico” de la Europa templada, que se extiende desde el noroeste de España (Galicia)  hasta las regiones costeras de Noruega meridional.

 

Bajo el punto de vista ecológico las landas de brezos ocupan normalmente sustratos silíceos,  ácidos, pobres; desarrollándose sobre suelos arenosos y podsólicos.

 

La mayoría de estas landas se originaron por destrucción del bosque originario caducifolio.

 

 

Landas formadas por brezos y tojos sobre suelos pobres  del piso colino y montano

4.3.a      Grupo Ulex europaeus – Daboecia cantabrica

 

 

Especies más significativas: Ulex europaeus, Daboecia cantabrica, Lithodora prostrata, Laserpitium prutenicum subsp. doufourianum, Agrostis curtisii, Erica cinerea, Pseudarrhenatherum  longifolium, Erica vagans, Ulex gallii, Calluna vulgaris, Potentilla erecta, Halimium alyssoides, Serratula tinctoria subsp . seoanei, Arenaria montana, Hypericum pulchrum, Danthonia decumbens, Vaccinium myrtillus, Teucrium scorodonia, Cirsium filipendulum, Simethis mattiazzi.   

Distinguimos dos subgrupos a)  con la carqueixa, xerófilo montano – continental: Erica australis – Genistella tridentata, con Agrostis duriaei y b) con el Helianthemun endémico de Tineo y el piorno blanco, galaico – asturiano colino : Erica umbellata – Cytisus multiflorus, con Dianthus langeanus, Cistus psilosepalus, Tuberaria lignosa, Helianthemum tinetensis.

Altitud: de 30 a 1800 m

 

 

Brezales mesohigrófilos galaico asturianos de piso colino.

4.3.b  Grupo Erica mackaiana –Erica ciliaris

 

 

Especies más significativas: Erica mackaiana, Erica ciliaris, Molinia caerulea, Ulex gallii, Gentiana pneumonanthe, Agrostis capillaris, Potentilla erecta, Agrostis curtisii, Osmunda regalis, Pseudarrhenatherum longifolium, Lithodora prostrata, Cirsium filipendulum, Avenula lodunensis, Erica cinerea, Calluna vulgaris, Daboecia cantabrica, Ulex europaeus.

Subgrupo:  con el brezo de turberas (Erica tetralix) y le acompaña Genista micrantha

 

.Altitud: de 30 a 700 m

 

Piornales de los pisos colinos  y montanos sobre sustrato ácido

4.3.c.  Grupo Genista florida subsp. polygaliphylla ‑ Erica arborea

 

Especies más significativas: Genista florida subsp. polygaliphylla, Erica arborea, Calluna vulgaris, Potentilla erecta, Agrostis capillaris, Nardus stricta Cytisus scoparius, Galium saxatile, Avenula lodunensis, Arenaria montana, Veronica officinalis, Deschampsia flexuosa, Cytisus cantabricus, Stellaria holostea, Polygala serpyllifolia, Sedum anglicum, Daboecia cantabrica.

 

Altitud: de 600 a 1500 m

Escobonales termófilos, del piso colino sobre sustrato ácido

4.3.d  Grupo Cytisus striatus ‑ Ulex europaeus

 

Especies más significativas: Cytisus striatus, Ulex europaeus, Halimium alyssoides, Daboecia cantabrica, Simethis mattiazzi, Erica arborea, Lithodora prostrata, Adenocarpus  complicatus subsp. lainzi, Agrostis capillaris, Pseudarrhenatherum longifolium, Rubus ulmifolius.

Subgrupo: con piorno blanco en el interior del occidente asturiano : Cytisus multiflorus

 

Altitud: de 200 a 800 m.

 

 4.4 CESPEDES Y MATORRALES DE LA  ALTA MONTAÑA

 

La Alta Montaña se caracteriza, debido a las condiciones  climáticas, por la ausencia del bosque, estando el paisaje  formado por matorrales y pastizales.

 

Los pastizales caracterizados por su gran variedad  florística y ecológica, pueden formar «céspedes continuos» con  una cobertura de suelo casi total sobre suelos profundos, entre  los que destacan los típicos «cervunales», semejantes a los que  existen en las montañas centroeuropeas. Sin embargo en la Cordillera Cantabrica debido a la continentalidad del clima y la influencia  mediterránea,  también son abundantes los «céspedes  discontinuos», que los definíamos  (M. Mayor y col. 1983): como un tipo de comunidad abierta sobre suelos esqueléticos,  litosuelos (protoranker,protorendsina), donde la sequedad estival no permite la edificación de un tapiz vegetal continuo y fuertemente humificado; y en los que se manifiesta de forma intensa los fenómenos periglaciares (solifluxión y crioturbación). Dichas condiciones específicas hacen que los taxones que las componen, aunque pertenecen a fondos florísticos diferentes presenten una morfología comparable, que se traduce en la adopción de aspecto almohadillado (espinoso ó no)de algunos de sus géneros (Astragalus, Genista, Erinacea, Erodium) que alternan con gramíneas xerófilas cespitosas, dejando zonas desnudas en el suelo.

 

Una característica de las plantas que crecen en las cumbres  de las altas montañas es el acortamiento de su periodo de  crecimiento.

 

 

Se aprecia en las plantas de las montañas, que los órganos  subterráneos alcanzan un gran desarrollo, mientras que las  partes aéreas quedan por el contrario muy reducidas. En  contraste con las modestas dimensiones de los tallos y de las  hojas, las flores e inflorescencias suelen ser exageradamente  grandes y los tonos de coloración muy vivos.

 

Los cambios bruscos de temperatura  a que se ven sometidos los suelos de las altas montañas, hacen que se hielen con el frío y se deshielen con el calor, de forma repetitiva; como consecuencia de ello, llegan a producirse movimientos de sus capas que afectan a la vegetación, desenraizándola y produciendo las llamadas «pistas de ganado», verdaderos peldaños que siguiendo las curvas de nivel, escalonan las laderas inclinadas.

 

Las crestas venteadas de las altas montañas, acusan la severidad del microclima, caracterizado por las bajas temperaturas invernales y la desaparición de la nieve caída como consecuencia de los vientos intensos. Como respuesta ecológica a estas específicas condiciones, las plantas adoptan el aspecto pulvinular, formando almohadillas muy compactas estrechamente aplicadas al sustrato.

 

El exceso de pastoreo y pisoteo de los céspedes, destruye a veces la cobertura vegetal, provocando la alteración de sus horizontes  y dejando, a veces la roca madre al desnudo. Lo que impide realmente la destrucción de los suelos es la cobertura vegetal; una  vez deanudada ésta se hacen vulnerables a la acción erosiva del agua y del viento.

 

Pastizales calizos de la alta montaña, sobre suelos secos y poco profundos, con escasa cobertura

4.4.a  Grupo  Festuca burnatii – Saxifraga conifera

 

Especies más significativas: Festuca burnatii, Saxifraga conifera, Festuca hystrix, Arenaria aggregata subsp. cantabrica, Androsace villosa, Veronica aphylla, Carex sempervirens, Arenaria purpurascens, Sesleria caerulea, Helictotrichon sedenensis, Avenula pratensis, Sedum atratum, Oreochloa confusa, Veronica fruticans, Gentianella campestris, Globularia repens, Galium pyrenaicum Oxytropis foucaudii, Oxytropis neglecta, Euphorbia chamaebuxus, Minuartia verna, Matthiola perennis, Seseli montanum, Koeleria vallesiana, Draba cantabriae, Helianthemum canum.

Subgrupo: Fumana ericoides ‑ Inula montana, más termófilo y continental

Altitud: de 1300 a 2250 m

 

Céspedes calizos sobre suelos profundos de la alta Montaña Cantábrica

4.4.b   Grupo Elyna myosuroides ‑Carex sempervirens

 

Especies más significativas: Elyna myosuroides, Carex sempervirens, Polygonum viviparum, Armeria cantabrica, Silene ciliata, Silene acaulis, Poa alpina, Helictotrichon sedenensis, Arenaria purpurascens, Minuartia verna, Oxytropis neglecta, Gentiana verna, Androsace villosa, Helianthemum canum, Viola rupestris, Carex parviflora, Sempervivum cantabricum.

.Altitud: de 2040  a 2400 m.

 

Céspedes discontinuos de la alta montaña silícea

4.4.c  Grupo Luzula caespitosa ‑ Teesdaliopsis conferta

 

Especies más significativas: Luzula caespitosa, Teesdaliopsis conferta, Dianthus langeanus, Festuca eskia, Festuca indigesta, Agrostis tileni, Juncus trifidus, Minuartia recurva subsp. juressi, Silene ciliata, Jasione crispa, Phyteuma hemisphaericum, Mucizonia sedoides, Saxifraga moschata,.

 

Altitud:  de 1700  a 2200 m

 

Cervunales de la alta montaña

4.4.d  Grupo Nardus stricta ‑ Carex macrostylon

 

Especies más significativas: Nardus stricta, Carex macrostylon, Trifolium alpinum, Meum athamanticum, Polygonum viviparum, Luzula nutans, Antennaria dioica, Bellardiochloa variegata, Plantago alpina, Galium saxatile, Jasione laevis, Phleum alpinum, Polygala edmundii, Festuca eskia, Poa alpina, Campanula herminii, Potentilla erecta, Festuca nigrescens, Viola riviniana.

 

Altitud: de 1700 a 2200 m

 Comunidad de sabinas y enebros de la alta montaña caliza

4.4.e  Grupo Juniperus sabina ‑Juniperus communis subsp. alpina

 

Especies más significativas: Juniperus sabina, Juniperus communis subsp. alpina, Daphne laureola, Arctostaphylos uva-ursi, Helianthemum croceum subsp. cantabricum, Festuca indigesta, Galium pinetorum, Teucrium chamaedrys, Teucrium pyrenaicum, Avenula pratensis subsp. iberica, Cotoneaster integerrimus, Festuca hystrix, Genista occidentalis, Carex sempervirens, Globularia repens, Minuartia verna, Androsace villosa

Subgrupo con el piorno endémico de los Picos de Europa y la avena cantábrica :  (Genista legionensis y  Helictotrichon cantabricum)

Altitud: 1700 ‑ 1900 m

 

Comunidad de enebro rastrero y arándano de la alta montaña sobre sustrato ácido

4.4.f  Grupo Juniperus communis subsp. alpina ‑ Vaccinium uliginosum

 

Especies más significativas: Juniperus communis subsp. alpina, Vaccinium uliginosum, Vaccinium myrtillus, Deschampsia flexuosa, Juncus trifidus, Festuca indigesta, Luzula caespitosa, Saxifraga moschata, Agrostis tileni, Huperzia selago, Luzula nutans, Dianthus langeanus, Calluna vulgaris, Sedum brevifolium.

Subgrupo Empetrum nigrum (Puerto de San Isidro, Puerto de Vegarada)

 

. Altitud: de 1650 a 2140

Piornales de la alta montaña silícea

4.4.g  Grupo Genista obtusiramea ‑Juniperus communis subsp. alpina

 

Especies más significativas: Genista obtusiramea, Juniperus communis subsp. alpina, Carex asturica, Hypericum richeri subsp. burseri, Vaccinium myrtillus, Erica arborea, Galium saxatile  Gentiana lutea, Deschampsia flexuosa, Avenula  lodunensis, Calluna vulgaris, Rumex acetosella, Pedicularis sylvatica, Agrostis capillaris.

Altitud: de 1600 a 1850 m

 

 

4.5 PASTIZALES CON INFLUENCIA HUMANA

 

 

También en función de la forma que son utilizados se dividen en pastizales de diente y de siega; los primeros son aprovechados directamente por el ganado, en general ovino y los segundos son dallados, pudiéndose almacenar la hierba seca para los periodos invernales.

 

Los pastizales de diente se sitúan en las laderas ó en zonas escarpadas, sometidas solo a la propia humedad ambiental; sin embargo los de siega ocupan las zonas más frescas: valles, depresiones húmedas, y por lo general son irrigados durante algunos periodos del año.

 

Los pastizales de siega pueden ser temporales, cuando se ha procedido para su formación a la siembra de una combinación de especies seleccionadas entre las gramíneas y las leguminosas (Ballico, Dactilo, Festuca de prado, Fleo, Trébol rojo, Trébol blanco etc.) y permanentes  cuando  su composición florística es mucho más variada; pudiendo haber surgido,  bien por abandono de los temporales (al ser invadidos por otras especies) ó por talado del bosque y transformación en pradera.

 

Bajo el punto de vista biogeográfico los pastizales de siega ocupan la orla de los bosques caducifolios, al igual que sucede en los países europeos. Los bosques de hayas, fresnos, avellanos y alisos, han sido cortados por el hombre para convertirlos en praderas; por ello nos encontramos con formaciones secundarias cuyo mantenimiento exige un control y cuidados, ya que si se abandonan, tenderán a recuperar de nuevo la situación primitiva (Clímax arborea).

 

Los pastizales  forrajeros deben ser abonados regularmente, aunque ellos sean cortados una sola vez al año, y más aún si ellos son cortados dos o tres veces cada año. Bajo tales circunstancias se fomentarán aquellas especies que más se beneficien con la adición de nutrientes, especialmente de nitrógeno.

 

Solo aquellas especies que puedan adaptarse al ritmo de los métodos agrícolas y que sean capaces de crecer y extenderse mediante la siega, prevalecerán sobre el resto. No todas las especies pueden sufrir los pesados y frecuentes impactos mecánicos

 

En la selección de las especies pascícolas además de tener en cuenta los factores mecánicos como siega, pastoreo y pisoteo hay que contar con los factores climáticos y edáficos, especialmente temperatura, humedad y nutrientes; cada uno de ellos tiene efectos distintos sobre la composición de la flora.

 

 

En las brañas asturianas tenemos representados los siguientes tipos de pastizales (Mayor 1999):

 

4. 5. a. Praderas intensamente pastadas y raras veces segadas, del piso colino

Grupo socio-ecológico  Linum bienne-Cynosurus cristatus

 

Especies más significativas: Linum bienne, Cynosurus cristatus, Gaudinia fragilis, Lolium perenne, Trifolium squamosum, Euphrasia hirtella, Trifolium repens, Trifolium dubium.

Altitud: de 10 a  560 m

Praderas de siega mesófilas, sobre suelos húmedos eutrofos, por lo regular abonados. Son segadas en época estival

 4. 5.b  Grupo      Malva moschata – Arrhenatherum elatius subsp. bulbosum

 

Especies más significativas: Malva moschata, Arrhenatherum elatius subsp. bulbosum, Tragopogon pratensis, Sanguisorba minor, Galium verum.

Altitud: desde 700 a  1500 m

 

Especies comunes a los pastizales de siega del Orden Arrenatheretalia Pawlowski 1928 : Dactylis glomerata, Leucanthemum vulgare, Trisetum flavescens, Holcus lanatus, Trifolium pratense, Trifolium patens, Crepis capillaris, Poa pratensis, Plantago lanceolata, Rumex acetosa, Lotus corniculatus, Rhinanthus serotinus subsp. asturicus, Centaurea nigra, Anthoxanthum odoratum.

 

Juncales de suelos muy húmedos y oligotrofos

4.5.c      Grupo Senecio aquaticus – Juncus acutiflorus

 

Especies más significativas:  Senecio aquaticus, Juncus acutiflorus, Crepis paludosa, Myosotis lamottiana, Caltha palustris, Wahlenbergia hederacea, Hypericum ondulatum , Juncus conglomeratus, Cirsium palustre, Equisetum palustre, Lychnis flos-cuculi, Ranunculus flammula, Carum verticillatum,  Filipendula ulmaria, Scutellaria minor, Dactylorhiza maculata, Anagallis tenella, Succisa pratensis, Lotus pedunculatus, Peucedanum lancifolium, Hydrocotyle vulgaris.

 

Referencias bibliográficas: Navarro (1974), Díaz  González (1975), Lastra (1989).

Localidades: Morcín, Riosa, Quirós, Cudillero, Yermes y Tameza, Luarca, Navia, Grado. Altitud: de 5 a   1200 m

Correspondencia fitosociológica: Alianza Juncion acutiflori Br.-Bl. et al. 1947   

 

Pastizales higrófilos del piso montano

4.5.d  Grupo Cirsium palustre ‑Polygonum bistorta

 

Especies más significativas: Cirsium palustre, Polygonum bistorta, Bromus racemosus, Trollius europaeus, Caltha palustris, Crepis paludosa, Senecio aquaticus, Lychnis flos‑cuculi, Pedicularis verticillata, Ranunculus flammula.

 

.Altitud: de 900 a 1600 m

 

Pastizales mesófilos sobre sustrato calizo, con suelos profundos del piso montano

4.5.e      Grupo Bromus erectus -Helianthemum nummularium

 

Especies más significativas: Bromus erectus, Helianthemum nummularium, Brachypodium pinnatum subsp. rupestris, Euphorbia  flavicoma subsp. occidentalis, Carduncellus mitissimus, Hippocrepis comosa, Helianthemum canum, Koeleria vallesiana, Acinos alpinus, Carex brevicollis, Eryngium bourgatii, Scabiosa columbaria,  Asperula cynanchica, Bupleurum ranunculoides, Sanguisorba minor, Aster alpinus, Thymus praecox subsp. britannicus, Seseli montanum, Seseli libanotis, Phyteuma orbiculare subsp. ibericum, Carex humilis, Ranunculus gramineus, Filipendula vulgaris

 

Altitud: de 250 a  1800 m

 

Cervunales ubicados sobre suelos ácidos  o calizos descarbonatados, del piso montano

4.5.f  Grupo  Nardus stricta – Galium saxatile

 

Especies más significativas: Nardus stricta, Galium saxatile, Polygala vulgaris, Polygala serpyllifolia, Serratula tinctoria, Meum athamanticum, Danthonia decumbens, Potentilla erecta, Botrychium lunaria, Plantago alpina, Agrostis capillaris, Pedicularis sylvatica, Avenula lodunensis, Rumex acetosella.

Diferenciamos un subgrupo higrófilo con  Juncus squarrosus, al que acompañan:  Luzula multiflora, Carex echinata, Carex ovalis, Gentiana pneumonanthe, Selinum pyrenaeum, Erica tetralix.

Altitud: de 500 a 1850 m

 

 

 4.6 VEGETACIÓN HERBÁCEA DE LUGARES FRECUENTEMENTE ALTERADOS

 

En los terrenos cultivados y junto a las viviendas, el hombre ha aniquilado prácticamente toda la vegetación natural o casi natural, siendo reemplazada por comunidades antropógenas completamente nuevas. En los campos, plantaciones y huertos se han constituido poblaciones de malas hierbas  que compiten con los vegetales cultivados. En los bordes de caminos, terraplenes, depósito de escombro y basura se forman herbazales ruderales.

Céspedes húmedos, con el ballico y llantén mayor, nitrófilos, pisoteados, de los bordes de caminos. 

4.6.a  Grupo Lolium perenne – Plantago major

 

Especies más significativas: Lolium perenne, Plantago major, Polygonum aviculare, Poa annua, Potentilla reptans, Coronopus didymus, Verbena officinalis, Plantago lanceolata, Bellis perennis, Polypogon viridis.

.Altitud : de 20 a 1250 m

 

Praderas perennes fuertemente pisoteadas del piso colino con hierba del costado y trevol

4.6.b  Grupo Plantago coronopus ‑ Trifolium fragiferum

 

Especies más significativas: Plantago coronopus, Trifolium fragiferum, Cynodon dactylon, Plantago lanceolata, Polygonum aviculare, Prunella vulgaris, Potentilla reptans.

 

Altitud: 20 m.

 

Herbazales de suelos fangosos, fuertemente nitrificados, generalmente compactados por el pisoteo del ganado con cinco en rama y menta

4.6.c      Grupo Potentilla reptans – Mentha suaveolens

 

Especies más significativas: Potentilla reptans, Mentha suaveolens, Rumex crispus, Elymus repens, Ranunculus repens, Carex hirta, Juncus inflexus, Plantago major, Trifolium fragiferum, Polygonum persicaria, Cyperus longus subsp. badius, Poa annua, Mentha aquatica, Pulicaria dysenterica.

 

Altitud: de  20 a 280 m

.

 

Comunidades  ruderales de altas hierbas, en su mayoría perennes, de suelos  húmedos con ortiga y sauco

4.6.d      Grupo Urtica dioica – Sambucus ebulus

 

Especies más significativas: Urtica dioica, Sambucus ebulus, Galium aparine, Conium maculatum, Lapsana communis, Dipsacus sylvestris, Malva sylvestris, Hordeum murinum, Ballota nigra subsp. foetida, Marrubium vulgare, Cirsium vulgare, Foeniculum vulgare, Verbena officinalis, Geranium pyrenaicum.   

 

. Altitud: de 250 a 2150 m

Herbazales nitrófilos de la alta montaña propia de lugares frecuentados por el ganado con pie de ganso

4.6.e      Grupo  Chenopodium bonus-henricus –  Senecio duriaei

 

Especies más significativas: Chenopodium bonus-henricus, Senecio duriaei, Astragalus depressus, Lamium album, Anthriscus caucalis ,Geranium dissectum, Urtica dioica, Sisymbrium chrysanthum, Capsella bursa-pastoris, Malva sylvestris, Gagea fistulosa, Poa annua, Veronica serpyllifolia, Arctium minus.

 

Altitudes: de 1540 a 1760 m

Comunidades ruderales nitrófilas de las escombreras

4.6.f      Grupo  Sisymbrium officinale  –  Hordeum murinum

 

Especies más significativas: Sisymbrium officinale, Hordeum murinum, Conyza canadienses, Sisymbrium chrysanthum, Hirschfeldia incana, Urtica dioica, Polygonum aviculare, Verbena officinalis, Erodium cicutarium, Lapsana communis, Coronopus didymus, Capsella bursa-pastoris, Galactites tomentosa, Bromus sterilis, Bromus hordeaceus.

Altitud : de 20 a 420 m
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