Flora Cantábrica

Matias Mayor

María Faustina Kowalska.9.Español.25.1.22


María Faustina Kowalska

Noches oscuras

 

En la vida de Sor Faustina, junto con las nuevas tareas vino la segunda etapa de dolorosas purificaciones, las llamadas noches pasivas de espíritu. La realización de la idea de la nueva congregación era el fondo y el instrumento mediante el cual Dios realizaba en su alma este proceso de noches oscuras. Al principio Sor Faustina creía que Jesús deseaba que abandonara su Congregación y fundara un convento contemplativo. Con este propósito, el 21 de marzo de 1936 salió de Vilna para Walendów. De camino se detuvo en Varsovia donde pudo hablar de eso con la superiora general, la madre Micaela Moraczewska, en quien tenía mucha confianza. Al escuchar a Sor Faustina la madre general dijo que de momento la voluntad de Dios era que se quedara en la Congregación porque en ella había hecho los votos perpetuos. Pero dijo también que la obra de la misericordia que Jesús le encomendó, debía ser muy bella si satanás se le oponía tanto. Le aconsejó no darse prisa con la fundación de la nueva congregación porque si verdaderamente era una obra de Dios, entonces con el tiempo se cristalizaría y se vería realizada.

 

Después de pasar unas semanas en Walendów, Sor Faustina fue a la casa de las Congregación en Derdy, distante un kilómetro, donde preparaba comidas para algunas hermanas y más de treinta escolares. La ayudaba en la cocina – recordó la hermana Serafina Kukulska – una muchacha neófita, de carácter muy desagradable, con quien nadie quería trabajar. Y esta muchacha, trabajando con Sor Faustina, cambió hasta hacerse irreconocible. Sor Faustina tenía una influencia silenciosa, pero Divina en las almas pecadoras. En Derdy Sor Faustina tenía tan poco trabajo que su estancia en esta casa le parecía un descanso. Sin embargo pronto salió a Cracovia donde había mejores condiciones para curar la tuberculosis. Al llegar a la casa cracoviana se puso muy contenta esperando que pudiera cumplir, por fin, los designios de Dios relacionados con la fundación de la nueva congregación.

 

Aunque ya sabía que esta „congregación” iba a ser una gran obra en la Iglesia, que la crearían congregaciones masculinas y femeninas así como sociedades de personas seglares, de lo cual habló ya en abril de 1936 en una carta al padre Sopoćko, no obstante, seguía convencida de que su papel en esta obra consistiría en fundar un convento contemplativo. Al llegar a Cracovia se encontró con el padre Andrasz que le encomendó que rezara hasta la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y agregara alguna mortificación y que el día de la fiesta él le daría la respuesta respecto a esa cuestión. No obstante Sor Faustina apremiada interiormente no esperó la fiesta del Sagrado Corazón, sino que durante la confesión semanal le declaró al padre Andrasz que había tomado la decisión de abandonar la Congregación. El director espiritual cracoviano le contestó que si ella misma había tomado tal decisión, tomaba también la responsabilidad por sí misma. Al principio se alegró de que ya saliera de la Congregación, pero al día siguiente la envolvió una oscuridad tan grande y la abandonó la presencia de Dios por lo que decidió aplazar el cumplimiento de su decisión hasta consultarla durante el siguiente encuentro con el confesor.

 

Al principio la madre general no consintió que Sor Faustina saliera de la Congregación y la prevenía contra la ilusión y la actuación precipitada, pero cuando fue a visitar la casa de Cracovia, el 4 de mayo de 1937, le dijo: Hasta ahora siempre la retenía, hermana, pero ahora le dejo toda la libertad. Si usted quiere, puede dejar la Congregación o si usted prefiere, puede quedarse (Diario 1115). Sor Faustina decidió salir y escribir inmediatamente al Santo Padre pidiendo la dispensa de sus votos. Pero esta vez también la envolvieron unas tinieblas tan grandes que regresó a la habitación de la madre para contarle su tormento y su lucha.

 

Aquel fue el último intento de abandonar la Congregación, sin embargo la lucha espiritual perduraba. Nadie comprenderá ni entenderá mis tormentos – escribió en el Diario – ni yo lograré describirlos, ni puede haber otro sufrimiento mayor que éste. Los tormentos de los mártires no son mayores, ya que en tales momentos la muerte sería para mí un alivio y no sé con qué comparar estos sufrimientos, esta interminable agonía del alma (Diario 1116). En el fuego del combate espiritual iba purificándose su alma. La mente, la voluntad, la memoria, los sentimientos y todos los sentidos, en armonía cada vez más plena, se sometían a Dios y disponían al alma a la total unión con Él. Dios nunca da por encima de las fuerzas – decía Sor Faustina – si los sufrimientos son grandes, también la gracia de Dios es grande. En la oscuridad de las noches pasivas Dios le daba momentos de descanso y de gran alegría. De repente vi a Jesús – describía uno de tales momentos – que me dijo estas palabras: „Ahora sé que no me amas por las gracias ni por los dones, sino porque mi voluntad te es más querida que la vida. Por eso me uno a ti tan estrechamente como a ninguna otra criatura”. En aquel momento Jesús desapareció. La presencia de Dios inundó mi alma; sé que estoy bajo la mirada de este Soberano. Me sumergí totalmente en el gozo que mana de Dios. El día entero viví sumergida en Dios, sin ningún intervalo (Diario 707-708).

 

En junio de 1937 anotó en el Diario la forma definitiva de esta obra que es una y que comprende tres aspectos. El primer aspecto es aquel en el cual las almas apartadas del mundo arderán como víctimas ante el trono de Dios y pedirán misericordia para el mundo entero y prepararán al mundo para la venida final de Cristo. El segundo aspecto son las congregaciones activas que unirán la oración con las obras de misericordia y en este mundo lleno de egoísmo harán presente el amor misericordioso de Dios. Al tercer aspecto pueden pertenecer todas las personas que a través de ejercer misericordia al prójimo cada día con la acción, la palabra y la oración por amor a Jesús, cumplirán las tareas de esta obra.

 

La realización de esta tarea le causó a Sor Faustina los mayores sufrimientos, pero también la llevó a la total unión con Jesús, a los llamados desposorios y casamiento místicos. Los poderes del alma purificados en las noches pasivas ya no ponían ningún obstáculo: la razón y a voluntad deseaban solamente a Dios y lo que Él deseaba. El Señor la conducía a un mundo de la unión con Él cada vez más estrecha, la preparaba para acoger la gracia del casamiento místico: En aquel momento me penetró la luz divina y me sentí la propiedad exclusiva de Dios y sentí la máxima libertad de espíritu de la que antes no tenía ni idea (Diario 1681). Desde aquel momento solamente una fina cortina de fe la separaba de la unión con Dios que tienen los santos en el cielo.

 

 

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