This entry was posted on miércoles, febrero 7th, 2018 at 23:12 and is filed under Divulgación. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.
FRASES DEL DIA 7 ,2 -18
,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,
…………
……..
……
,El Beato padre Miguel Sopocko
………..
He aquí la ayuda visible para ti en la tierra. Él te ayudará a cumplir Mi voluntad en la tierra” (Diario, 53).
“Su mente está unida estrechamente a Mi pensamiento; así que, quédate tranquila por Mi obra, no le permitiré equivocarse y tú no hagas nada sin su permiso” (Diario, 1408).
EL BEATO PADRE MIGUEL SOPOCKO
En la misión de Santa Faustina la Divina providencia designó un papel especial al confesor y director espiritual, el padre Miguel Sopocko. Durante la estancia de sor Faustina en Vilna
(Vilnius, Lituania) en 1933-36, el padre Sopocko era una ayuda insustituible en reconocimiento de las experiencias interiores y visiones. Por orden suya escribió el ”Diario” que resultó un documento de la mística católica de valor excepcional. El ”Diario” demuestra la santidad de la vida sacerdotal del padre Sopocko y su aportación a la realización de las peticiones de Jesucristo.
El Beato padre Miguel Sopocko (1888-1975) |
“Es un sacerdote según Mi Corazón (…). Por medio de él Me he complacido difundir el culto a Mi misericordia” (Diario, 1256). “Gracias a sus diligencias una nueva luz resplandecerá en la Iglesia de Dios para el consuelo de las almas” (Diario, 1390). |
La pintura del cuadro de Jesús Misericordioso, su exposición para el culto público, la difusión del Rosario a la Divina Misericordia, la iniciación de los esfuerzos para establecer la Fiesta
de la Misericordia, la fundación de la congregación nueva – todo esto se realizó en Vilna, gracias a las gestiones del padre Miguel Sopocko. Desde entonces, las obras comunes de sor Faustina y el padre Sopocko, pagadas con su oración y sufrimiento, vienen extendiéndose por el mundo entero.
“Viendo la dedicación y el empeño del padre dr. Sopocko en este asunto, admiraba en él su paciencia y su humildad; todo esto costó no sólo mucho empeño y varios disgustos, sino también mucho dinero, y todo lo subvencionó el padre dr. Sopocko. Veo que la Divina providencia lo había preparado a cumplir esta obra de la misericordia antes de que yo lo pidiera a Dios. Oh, qué misteriosos son Tus caminos, Dios, y felices las almas que siguen la voz de tu gracia” (Diario, 422).
El padre Miguel Sopocko nació en Nowosady, en la provincia de Vilna. Entre 1910-1914 estudió teología en la Universidad de Vilna, después en Varsovia, donde se licenció también en el Instituto Superior de Pedagogía. Después de doctorarse en teología moral en 1926, fue el padre espiritual en el seminario de Vilna. Recibió el doctorado superior en 1934. Trabajó como profesor de teología pastoral en la facultad de teología, en la Universidad de Stefan Batory en Vilna y en el Seminario Superior de Bialystok (1928 -1962). Entre 1918-1932 fue capellán castrense del Ejército Polaco en Varsovia y en Vilna. (véase Biografía del Beato padre Miguel Sopocko).
En los trabajos científicos que se publicaron del padre Sopocko, él había dado base teológica para las nuevas formas del culto a la Divina misericordia, que difundía con fervor realizando actividades sociales y de evangelización (véase los fragmentos del libro). Escribió cartas de formación para la primera comunidad de las hermanas, lo que supuso el inicio de la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso. Redactó después la constitución de la Congregación según las reflexiones e indicaciones de sor Faustina. Escribió y publicó oraciones a la Divina misericordia, basadas en los escritos de la Santa.
“Oh Jesús mío, Tú ves cuánta gratitud tengo para el padre Sopocko que ha hecho avanzar tanto Tu obra. Esta alma tan humilde supo resistir todas las tormentas y no se desanimó por las contrariedades, sino que fue fiel respondiendo a la llamada de Dios” (Diario, 1586).
“Mientras hablaba con el director de mi alma, vi interiormente su alma en gran sufrimiento, en dolor tan enorme, que son pocas las almas a las que Dios prueba con este fuego. Este sufrimiento se debe a esta obra. Llegará un momento en que esta obra que Dios recomienda tanto, parecerá ser completamente destruida, y de repente Dios intervendrá con gran fuerza para dar el testimonio de su veracidad. Esta obra será un nuevo esplendor para la Iglesia, a pesar de que se encuentre en ella desde hace mucho tiempo.
Nadie puede negar que Dios sea infinitamente misericordioso; Él desea que todos lo sepan; antes de que vuelva como Juez, desea que las almas lo conozcan como Rey de Misericordia. Cuando llegue el momento del triunfo, nosotros ya tendremos la nueva vida, en la que no hay sufrimientos, pero antes tu alma será saturada de amargura al ver la destrucción de tus esfuerzos. Sin embargo, esta destrucción es sólo aparente, ya que Dios no cambia lo que ha decidido una vez. Pero aunque la destrucción será aparente, el sufrimiento será real. ¿Cuándo sucederá esto? No sé; ¿cuánto tiempo durará? No sé” (Diario, 378).
“Jesús, después de todo, esta obra es Tuya, pues ¿por qué Te portas con él de modo que parece como si se la dificultases, mientras exiges que la Ileve adelante? Escribe que día y noche Mi mirada descansa sobre él y permito estas contrariedades para multiplicar sus méritos. Yo no recompenso por el resultado positivo sino por la paciencia y el esfuerzo emprendido por Mí” (Diario, 86).
“… recibí una carta del padre Sopocko. Me enteré que la realización de la causa Divina progresa, aunque lentamente. (…) He conocido que en el momento actual, en esta obra Dios exige de mí oración y sacrificio. (…) He conocido por la carta cuánta luz Dios concede a este sacerdote; eso me afirma en la convicción de que Dios llevará a cabo esta obra a través de él, a pesar de las contrariedades que se multiplican. Sé bien que cuanto más bella y más grande es la obra, tanto más tremendas son las tempestades que se desencadenan contra ella” (Diario, 1401).
“En sus inescrutables juicios Dios permite a veces que los que han emprendido los mayores esfuerzos por alguna obra, generalmente no gocen de los frutos de esta obra aquí en la tierra; Dios conserva todo su gozo para la eternidad; pero, a pesar de todo, a veces Dios da a conocer cuánto le alegran los esfuerzos de estas almas y aquellos momentos las fortalecen para los nuevos combates y pruebas. Ésas son las almas que más se parecen al Salvador que en su obra fundada en la tierra probó solamente amargura” (Diario, 1402).
“Jesús me ha dado a conocer cómo todo depende de Su voluntad, dándome una profunda serenidad respecto a toda esta obra. Escucha, hija Mía, aunque todas las obras que surgen por Mi voluntad están expuestas a grandes sufrimientos, sin embargo considera si alguna de ellas estuvo expuesta a mayores dificultades que la obra directamente Mía-la obra de la Redención. No debes preocuparte demasiado por las contrariedades. El mundo no es tan fuerte como parece, su fuerza es estrictamente limitada” (Diario, 1643).
Después de la muerte de Santa Faustina, con la que el padre Sopocko siguió en contacto hasta el final de su vida, realizaba las tareas designadas en las revelacionesn con empeño.
Los fragmentos de “Memorias” del padre Miguel Sopoćko: “Hay verdades que se conocen y de las que se oye y habla mucho, pero no se las comprende. Así fue conmigo en cuanto a la verdad de la Divina Misericordia. Tantas veces he mencionado esa verdad en homilías, he pensado en ella durante los retiros, la he repetido en las oraciones eclesiásticas, particularmente en los salmos, pero no entendía el significado de esa verdad, no me he adentrado en su contenido, que es el mayor atributo de la eterna actividad de Dios.
Hacía falta una simple monja, Sor Faustina, de la Congregación de la Madre de Dios de Misericordia (las Magdalenas), que, llevada por la intuición, me habló de ella brevemente, y lo repitió muchas veces, impulsándome a examinar, estudiar y pensar en esa verdad a menudo. (…) al principio no sabía muy bien de qué se trataba; escuchaba, desconfiaba, meditaba, examinaba, pedía consejo a otros; sólo al cabo de unos años entendí la trascendencia de esa obra, la grandeza de la idea, y yo mismo me convencí de la eficacia de ese gran culto vivificador, que en realidad es antiguo, aunque está descuidado y exige en nuestros tiempos una renovación. (…) El confiar en la Divina misericordia, difundir el culto de esa misericordia entre otros, sacrificarle sin límite todos mis pensamientos, palabras y actos sin la menor sombra de buscarme a mí mismo, será la regla general del resto de mi vida, con la ayuda de esta infinita misericordia».
El padre Miguel Sopoćko, hasta el final de su vida con todo el celo pastoral y de manera heroica se dedicaba a conocer y diseminar los secretos de la Divina misericordia. El padre Miguel murió en Białystok el 15 de febrero de 1975, en loor de santidad, el día de San Faustino, patrono de sor Faustina.
La casa donde el padre Sopoćko pasó el último periodo de su vida ahora pertenece a la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso. El piso del padre Sopoćko ha sido convertido en un museo dedicado al Beato.
7,2 18