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Frases del dia 1o 1. 18
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Pensamientos de San Juan de la Cruz
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Por grandes comunicaciones y presencias, y altas y subidas noticias de
Dios que un alma en esta vida tenga, no es aquello esencialmente
Dios, ni tiene que ver con él, porque todavía, a la verdad, le está al
alma escondido, y por eso siempre le conviene al alma sobre todas
esas grandezas tenerle por escondido y buscarle escondido. (CB 1,3)
. Llámale Amado (el alma al Amado) para más moverle e inclinarle a su
ruego, porque, cuando Dios es amado, con grande facilidad acude a
las peticiones de su amante. (CB 1,3)
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La satisfacción del corazón no se halla en la posesión de las cosas,
sino en la desnudez de todas ellas y pobreza de espíritu. (CB 1,4)
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El camino de buscar a Dios es ir obrando en Dios el bien. (CB 3,4)
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El alma que ama a Dios no ha de pretender ni esperar otro galardón de
sus servicios sino la perfección de amar a Dios. (CB 9,7)
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Así como el dibujo no es perfecta pintura, así la noticia de la fe no es
perfecto conocimiento. (CB 12,6)
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Así como cada uno posee diferentemente sus dones, así cada uno
canta su alabanza diferentemente. (CB 14-15,26)
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El mirar de Dios es amar y hacer mercedes. (CB 19,6)
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Llega a tanto la ternura y verdad de amor con que el inmenso Padre
regala y engrandece a esta humilde y amorosa alma, -¡oh cosa
maravillosa y digna de todo pavor y admiración!-, que se sujeta a ella
verdaderamente para la engrandecer, como si él fuese su siervo y ella
fuese su señor. (CB 27,1)
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Adviertan, pues, aquí los que son muy activos, que piensan ceñir al
mundo con sus predicaciones y obras exteriores, que mucho más
provecho harían a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios, dejado
aparte el buen ejemplo que de sí darían, si gastasen siquiera la mitad
de ese tiempo en estarse con Dios en oración. (CB 29,3)
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El que anda de veras enamorado, luego se deja perder a todo lo
demás por ganarse más en aquello que ama. (CB 29,10)
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así como es agradable la frescura de la mañana en la primavera más
que las otras partes del día, así lo es la virtud de la juventud delante de
Dios. (CB 30,4)
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Las virtudes no las puede obrar el alma ni alcanzarlas a solas sin
ayuda de Dios ni tampoco las obra Dios a solas en el alma sin ella. (CB
30,6)
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Poner Dios en el alma su gracia es hacerla digna y capaz de su
amor.(CB 32,5)
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La mirada de Dios cuatro bienes hace en el alma, es a saber: limpiarla,
agraciarla, enriquecerla y alumbrarla; así como el sol cuando envía sus
rayos, que enjuga y calienta y hermosea y resplandece. (CB 33,1)
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Quién podrá decir hasta dónde llega lo que Dios engrandece un alma
cuando da en agradarse de ella? No hay poderlo ni aun imaginar;
porque, en fin, lo hace como Dios, para mostrar quién él es. (CB 33,8)
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El corazón no se satisface con menos que Dios. (CB 35,1)
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El centro del alma es Dios (Ll 1,12)
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Esta llama, que es el Espíritu Santo, está hiriendo en el alma,
gastándole y consumiéndole las imperfecciones de sus malos hábitos.
(Ll 1,19)
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Más tú, ¡oh, divina vida!, nunca matas sino para dar vida, así como
nunca llagas sino para sanar. (Ll 2,16)
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Así como un subido licor no se pone sino en un vaso fuerte, preparado
y purificado, así esta altísima unión no puede caer en alma que no sea
fortalecida con trabajos y tentaciones, y purificada con tribulaciones,
tinieblas y aprietos. (Ll 2,25)
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Acerca de lo espiritual, dos maneras hay de vida: una es beatífica, que
consiste en ver a Dios y ésta se ha de alcanzar por muerte corporal y
natural… La otra es vida espiritual perfecta, que es posesión de Dios
por unión de amor, y ésta se alcanza por la mortificación de todos los
vicios y apetitos. (Ll 2,32)
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Si el alma busca a Dios, mucho más la busca su Amado a ella. (Ll 3,28)
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A Dios más se llega el alma no entendiendo que entendiendo… Porque
la fe es tiniebla del entendimiento. (Ll 3,48)
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. Que ésta es la bajeza de esta nuestra condición de vida, que, como
nosotros estamos, pensamos que están los otros, y como somos,
juzgamos a los demás, saliendo el juicio y comenzando de nosotros
mismos y no de fuera. Y así, el ladrón piensa que los otros también
hurtan; y el lujurioso piensa que los otros lo son; y el malicioso, que los