Flora Cantábrica

Matias Mayor

Neoliberalismo según Susan George


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Neoliberalismo según Susan George

La fabricación del sentido común

(o hegemonía cultural para principiantes)

Susan George

CASUS BELLI: CÓMO LOS ESTADOS UNIDOS VENDEN LA GUERRA

EDITADO POR ACHIN VANAIK

Vamos a la tertulia del University College

Interviene el moderador: me ha resultado interesante el articulo de Susan George, porque expone con una gran claridad el éxito del neoliberlismo y nos explica muy bien el thacherismo y de dónde se inspiró Margaret Thacher. “Thatcher sacó un libro de su maletín, lo dejó caer estrepitosamente sobre la mesa y anunció a los diputados presentes: “Esto es lo que creemos”. El libro en cuestión era La constitución de la libertad de Friedrich von Hayek.Hayek era un economista, jurista y filósofo austríaco con una capacidad de producción asombrosa”

Dice Susan George :Actualmente, la mayoría de ciudadanos estadounidenses estaría de acuerdo con todas o casi todas estas afirmaciones:

Las soluciones que brinda el mercado siempre son preferibles a la regulación del Estado. La

empresa privada aventaja al sector público en cuestiones como eficiencia, calidad, oferta y precio.

El libre comercio servirá a toda la población de cualquier país mejor que el proteccionismo. Es

normal e incluso deseable que la sanidad y la educación sean actividades lucrativas. Un mayor gasto

en defensa y el recorte de los impuestos a los ricos garantizarán seguridad y prosperidad. La

desigualdad es algo intrínseco a todas las sociedades; seguramente es algo genético, por no decir

que depende de la raza. Si la gente es pobre, sólo se pueden culpar a sí mismos. El trabajo duro

siempre será recompensado.

Una sociedad libre no puede ser tal sin libertad de mercado; por consiguiente, el capitalismo y la

democracia se complementan entre sí. Los Estados Unidos, en virtud de su historia, sus ideales y su

sistema democrático superior, deberían utilizar su poder económico y militar para intervenir en los

asuntos del resto del mundo. Estas intervenciones nos permitirán deshacernos elementos

indeseables y problemáticos en la comunidad internacional y, en última instancia, resultará algo

positivo para el bien de todos.

Nunca se les ha animado a plantearse preguntas básicas como “¿para qué sirve la economía?”. El

hecho de que la economía traspase cada vez mayor riqueza de los trabajadores a los grupos

acomodados en lugar de satisfacer las necesidades de cada uno de los individuos de una población

dada, independientemente de su condición vital, es algo que se acepta como el orden natural de las

cosas.

La elite neoliberal de los Estados Unidos –y ahora también de

Europa y de la mayor parte del planeta– sin duda ha marchado por todas nuestras instituciones

públicas y privadas, de modo que ahora disfrutan de un monopolio virtual sobre la mentalidad de la

gente normal y corriente.

. Las raíces ideológicas del neoliberalismo

Peter Mandelson, amigo íntimo y asesor de Tony Blair, es, junto con Anthony Giddens, el inventor

de la “tercera vía”. Actualmente es el comisario europeo de Comercio, y sigue siendo una figura

poderosa en el Partido Laborista. Así, puede que a más de uno le sorprenda que, en junio de 2002,

Mandelson proclamara ante un público que incluía a la flor y nata del laborismo británico y a varias

personalidades como Bill Clinton que “ahora todos somos thatcheristas”.

Al parecer, a Mandelson no se le pasó por la cabeza que esas derrotas podrían ser fruto de un voto

de protesta contra el giro a la derecha de esos supuestos gobiernos progresistas. En lugar de eso,

llegó a la conclusión de que el electorado clamaba por una “reforma” que estuviera en la línea de la

que había impuesto anteriormente Margaret Thatcher sobre una reacia Gran Bretaña; una reforma

que incluía cosas como la privatización a gran escala de servicios públicos y “flexibilidad” para los

mercados con respecto a bienes, servicios, capital y, sobre todo, la mano de obra.

¿Qué es el thatcherismo, entonces? ¿Y quiénes son los “thatcheristas” –incluidos los reaganistas, los

bushistas, etc.– si todos los amigos de Peter se han sumado ahora a sus filas? ¿En qué consiste su

doctrina y qué mentiras se esconden tras su ideología? ¿Por qué está doctrina se ha convertido en la

corriente dominante en todo el mundo, no sólo entre los partidarios de la derecha tradicional o

extrema, sino también dentro del Partido Demócrata de los Estados Unidos y entre los

socialdemócratas europeos? Se trata de cuestiones que claman por respuestas.

A estas alturas, casi todo el mundo conoce la respuesta de la primera pregunta. El thatcherismo es

una doctrina que nos pide que depositemos nuestra confianza en la libertad de mercado, la

economía monetarista, elevados gastos en defensa, la privatización de los servicios públicos, las

rebajas fiscales para las mayores rentas, el control de los sindicatos, la oposición general al estado del bienestar, la simpatía por el sector empresarial y –como se encargaba de repetir varias veces la ahora difunta Constitución Europea– una competencia “libre y que no esté falseada”.

Sin embargo, el concepto de thatcherismo exige que excavemos un poco más en su yacimiento

arqueológico para descubrir sus cimientos. Margaret Thatcher no salió ya equipada y armada de la

cabeza de Zeus ni tampoco era, en el sentido estricto del término, una thatcherista, sino una

“hayekiana”. Cuenta la historia que un día, en la Cámara de los Comunes, Thatcher sacó un libro de

su maletín, lo dejó caer estrepitosamente sobre la mesa y anunció a los diputados presentes: “Esto es lo que creemos”. El libro en cuestión era La constitución de la libertad de Friedrich von Hayek.

Hayek era un economista, jurista y filósofo austríaco con una capacidad de producción asombrosa.

Había observado los primeros pasos del nacionalsocialismo en Austria y se autoexilió a Inglaterra

ya en 1932, donde impartió clases en la London School of Economics hasta que se trasladó a la

Universidad de Chicago, donde disfrutaría de una larga y tremendamente influyente carrera.

Teniendo en cuenta que escribió más de veinte libros, un sinfín de artículos y que dejó su huella en

varias generaciones de estudiantes, lo único que puedo hacer en estas líneas es intentar presentar un

breve e insuficiente resumen de su pensamiento.

Según la visión preponderante entre los historiadores económicos, Hayek perdió la gran batalla

teórica contra John Maynard Keynes en la década de 1930

En lugar de informes económicos, empezó a elaborar un gran número de artículos políticos y cobró

fama en 1944 con Camino de servidumbre, una obra que sigue siendo un clásico entre los

neoliberales.

Según Hayek, la justicia social es un espejismo pernicioso. Habría que oponerse a las medidas

redistributivas –la característica distintiva del estado del bienestar– porque están destinadas a ser

meramente arbitrarias, y todo lo que es arbitrario acaba conduciendo, inevitablemente, hacia la

tiranía, la “servidumbre” de su título más famoso.

La lógica de Hayek ha influido en varias generaciones de neoliberales, pero puede que nunca tanto

como en la presente.

Hoy, pocos negarían que vivimos bajo el dominio casi incontestable de una sociedad dominada por

el mercado, ultracompetitiva y globalizada, con su cortejo de desigualdades y violencia cotidiana.

¿Tenemos la hegemonía que nos merecemos? Creo que sí, y por “tenemos” me refiero al movimiento

progresista, o a lo que queda de él (…) la “guerra de las ideas” se ha visto trágicamente descuidada,

como si todo se redujera a estar “en el bando de los buenos”. Muchas instituciones públicas y

privadas que creen sinceramente estar trabajando por un mundo más justo han contribuido

activamente al triunfo del neoliberalismo o han permitido pasivamente que se produjera dicho triunfo

(…) [Pero] si reconocemos que un mundo injusto y dominado por el mercado no es algo natural ni

inevitable, entonces debería ser posible construir un contraproyecto por un mundo distinto (…) La

doctrina económica que prepondera actualmente no bajó del cielo. Es un producto que se ha ido

alimentando cuidadosamente durante décadas, a través del pensamiento, la acción y la propaganda,

algo que ha sido comprado y subvencionado por una hermandad estrechamente unida.


Interviene uno de los contertulios: Susan Geoges,es una persona my activa, está muy preocupada y de como se lleva la economía mundial. Me gusta porque se preocupa de los más pobres, y la injusta explotación del capitalismo

Le contesta el moderador:Te adjunto su curriculum : Investigadora asociada y presidenta de la Junta del TNI (Transnational Institute) y presidenta honoraria de Attac-Francia [Asociación por una Tasa sobre las Transacciones especulativas para Ayuda a los Ciudadano].

Susan George es una de las investigadoras más renombradas del TNI por sus innovadores análisis sobre problemas mundiales. Autora de 14 libros traducidos a numerosos idiomas, habla de su trabajo con convicción; una convicción que comparte con todo el TNI: “La tarea del científico social responsable es, en primer lugar, desvelar esas fuerzas [de la riqueza, el poder y el control]; en segundo lugar, escribir con claridad sobre ellas (…) con el fin de que las personas corrientes tengan instrumentos adecuados para la acción; y, por último (…) adoptar una posición de defensa de los desfavorecidos, los desamparados, las víctimas de la injusticia”.

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Ver etnopaisaje.com

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Oleo de Matias Mayor, 1999

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