Flora Cantábrica

Matias Mayor

EL MERCADO FINANCIERO GLOBALIZADO


 

 

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EL MERCADO FINANCIERO GLOBALIZADO

 

LA COMPLEJA MUERTE DEL NEOLIBERALISMO 

 

EDITORIAL DE CIENCIAS SOCIALES, LA HABANA, 2007

 

Vamos a la tertulia del University College

 

El moderador interviene:  hoy vamos a comentar un libro de OSVALDO MARTÍNEZ MARTÍNEZ, un economista que de una forma muy pedagógica aborda el tema del neoliberalismo, considerando su  nefastas consecuencias  para la humanidad.

 

Osvaldo Martínez nos hace viajar por la historia del capitalismo de los últimos tres siglos, exponiendo las corrientes de ideas, ideologías de las clases dominantes; recorrido imprescindible para comprender la coyuntura actual.

 

 

Osvaldo Martínez nos expone la esencia del momento actual que vivimos: “La elegante lógica formal y la excelencia de las técnicas utilizadas explican en parte la vitalidad del liberalismo, pero existe otra fuerte razón que se aplica a la etapa de la globalización neoliberal y consiste en que el neoliberalismo es la teoría y la política que sintetiza los intereses de la fracción dominante del capital transnacional: la oligarquía financiera protagonista de la financiación de la economía mundial, e impulsora y beneficiaria de la gigantesca escalada especulativa ocurrida en las últimas tres décadas en exacta correspondencia en el tiempo con la escalada del neoliberalismo al estrellato. Para esta fracción financiera-especulativa el neoliberalismo es como el oxígeno para respirar. Interesada en los rápidos movimientos especulativos de escala planetaria, le resultan excelentes la desregulación, la apertura total, el libre comercio, el libre movimiento del capital transnacional, las tasas de cambio flotantes, los salarios reales deprimidos, el alto desempleo, la privatización a ultranza y todo el repertorio del Consenso de Washington”.

 

 

EL MERCADO FINANCIERO GLOBALIZADO

 

La oleada especulativa actual tiene sus raíces en el crecimiento de las inversiones extranjeras directas a escala cada vez más global, bajo el influjo de la transnacionalización creciente a partir de la segunda mitad de los años sesenta. Esas inversiones fueron generando un flujo financiero privado que rebasaba las fronteras e iba separándose de los controles oficiales

 

En 1975 la compra-venta de monedas para pagos por adquisición de bienes o servicios, esto es, como parte normal del comercio internacional, representaba el 80% del total de monedas transadas. El restante 20% era la especulación cambiaria que tradicionalmente era una parte minoritaria en el comercio de divisas.

 

Veinte años después el escenario había cambiado radicalmente. Ya entonces el 97,5% del total del comercio de divisas se hacía con fines especulativos y solo el 2,5% cubría transacciones reales en bienes y servicios. La burbuja financiera alimentada por la especulación se ha transformado de socio menor en dueña aplastante del escenario económico. La economía especulativa decide y dicta las tendencias por encima y en desmedro de la economía real.

 

El mercado financiero globalizado funciona cada día a escala global sin sujeción a reglas institucionales y, mediante su poderío, aplastando o burlando las impotentes regulaciones nacionales allí donde quede alguna.

 

El mercado financiero global es la más perfecta criatura de la globalización neoliberal. Ha logrado tan avanzado grado de globalización que la “aldea global” solo es realidad en los límites de dicho mercado, pero la plasmación de ese logro de la globalización está lastrada por su sentido neoliberal: el mercado financiero global es también la derrota del crecimiento económico, del empleo y de la economía real que la sustenta, a manos del lucro individual, de la insensibilidad social y el cortoplacismo del mercado sin regulación.

 

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Bolsas, acciones, derivados, fondos de pensiones, bonos, hedge funds crean una imagen fabulosa de enriquecimiento rápido en una dinámica especulativa que parece no tener límites, pero los tiene. Esos límites serían el punto en que el andamiaje de apuestas, deudas cruzadas y capital ficticio, sustentado no más que por una base tan voluble como la

confianza, se desplome

 

 

 

La burbuja financiera puede llegar a sofocar a la economía real que es en rigor su base de sustentación, a pesar de la aparente autosuficiencia del mercado financiero. Lo que se transa en este mercado son títulos de valor que son creados en la economía real por la aplicación de trabajo físico e intelectual. Las acciones, bonos o cualquier otro instrumento financiero no hacen más que representar los valores de las empresas o activos en general. Ellos carecen de valor per se.

Keynes, quizás el más lúcido e inteligente defensor de los intereses estratégicos del sistema en el siglo XX, expresó de muchas maneras el peligro de la especulación convertida en eje de la reproducción:

Los especuladores pueden no hacer daño cuando solo son burbujas en una corriente firme de espíritu de empresa, pero la situación es seria cuando la empresa se convierte en burbuja dentro de la vorágine de la especulación. Cuando el desarrollo del capital de un país se convierte en subproducto de las actividades propias de un casino, es probable que aquel se realice mal.49

Cuando el sector financiero funciona no como facilitador y canalizador de capital hacia el sector productivo, sino como un fin en sí mismo, y se mueve en el terreno de la especulación y atrae capitales que dejan de actuar productivamente, entonces dicho sector está minando, a cambio de la ganancia a corto plazo, la base más profunda del sistema.

 

Este daño a la base reproductiva y generadora de valores y riqueza del sistema puede reconocerse también en el cambio del paradigma empresarial.

 

 

En épocas de Smith, Ricardo, Marshall, Schumpeter, el paradigma progresivo exaltado por la teoría era el empresario organizador de la producción, dotado de audacia para arriesgar en el mercado, con capacidad de liderazgo y vocación innovadora. Eran los capitanes de industrias en los que se decía, descansaba el crecimiento y la reproducción ampliada del sistema.

 

En nuestros días de liberalización financiera, el paradigma se ha desdibujado, ha dejado de ser progresivo y apunta más hacia los millones ganados especulativamente por George Soros, que hacia empresarios productivos.

 

El mercado financiero, liberado de regulación, tiende a desarrollar la especulación como método de obtener ganancia fácil y rápida, pero no puede esperarse del especulador la creación de industrias, de tecnologías de uso productivo, que efectúe inversiones de infraestructura con largos períodos de recuperación, tenga sentido perspectivo y deseche la ganancia inmediata para priorizar los intereses estratégicos.

 

La liberalización financiera reduce y precariza el empleo mediante la “flexibilización del mercado de trabajo”. Reduce así la demanda solvente de la cual depende finalmente y que se revela con claridad cuando la crisis elimina la espuma financiera.

 

Interviene un de los interlocutores: Osvaldo Martínez expone con toda responsabilidad que  la destrucción del neoliberalismo, del capitalismo imperial, no está a mano, no es un proceso pasivo intrínseco al sistema, sino que implica que cientos de millones de personas nos involucremos en la lucha por una sociedad postcapitalista; que tomemos el poder de nuestras comunidades de base, de nuestros territorios, de nuestras regiones y naciones.

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Eryngium campestre. flora of Spain 

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