Flora Cantábrica

Matias Mayor

La clase obrera en la era de las multinacionales


 

 

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La clase obrera en la era de las

empresas transnacionales

 

 

La clase obrera en la era de las multinacionales

Primera edición en español:

Febrero de 2011

Autor:

Peter Mertens

 

 

Vamos a la tertulia del University College

 

Interviene el moderador: Estamos leyendo el libro de Peter Mertens, y en él hace un pormenorizado análisis de la evolución del clase obrera en los últimos años, con la aparición de las empresas internacionales. Para él la clase obrera no ha mejorado, se ha sustituido la silicosis por el stress

 

 Vamos a citar algunos de los párrafos del libro a modo de resumen

 

 

 

 

 

 

 

 

1. El papel de la clase obrera,

2. La tarea del partido revolucionario,

3. La definición del imperialismo,

4. El papel de las elecciones y del trabajo parlamentario.

Estos cuatro temas también constituyen los capítulos de esta obra. En el primer

capítulo describimos cómo, a principios del siglo 21, las grandes empresas

transnacionales (ETN) dominan sus sectores a escala mundial. En todos los continentes,

decenas de miles de brazos y cerebros están trabajando para los mismos

patronos. De este modo, la contradicción entre trabajo y capital, lejos de haber desaparecido,

se ha vuelto, por el contrario, planetaria. La revolución tecnológica ha

exacerbado este antagonismo. No son las aspiraciones y necesidades humanas

las que cuentan. Mediante patentes, licencias, derechos de autor, etc… nuevas

evoluciones científicas se van introduciendo en la carrera de la maximización del

beneficio.

 

 

El desarrollo

tecnológico hace que menos gente produzca cada vez más. Unos se matan trabajando,

los demás son condenados al ocio obligatorio, al desempleo. Además,

subcontratas, empresas de trabajo temporal y autónomos cumplen las numerosas

tareas que se les delegan. En las estadísticas, estos empleos desaparecen de la

industria y forman parte del sector servicios. En realidad, estos puestos de trabajo

no desaparecen de la producción industrial. Desaparecen sobre todo de la fuerza

colectiva y la protección social de los grandes sectores.

 

En Francia, en los últimos veinte años, 1,5 millones de empleos desaparecieron de la (gran) industria. Al

mismo tiempo, se crearon 1,9 millones de nuevos empleos en el sector de los servicios

vinculados a la industria

 

 

En el tercer capítulo, insistiremos en el hecho de que el 80% de las 1000 principales

ETN (Empresas Transnacionales) mundiales tienen su sede en Estados

Unidos, en la Unión europea o en Japón. Al igual que el boxeador necesita sus

puños, cada una de esas ETN necesita un aparato estatal potente para garantizar

sus intereses. El poder estatal de los tres grandes bloques no desaparece sino

que, al contrario, se sigue incrementando.

 

En el capítulo final, nos detendremos en la «política entre bastidores» que rodea

los parlamentos. En el Barrio Europeo de Bruselas[1], cada día, 10.500 lobbistas[2]

profesionales de empresas están trabajando para hacer más maleables a los 732

parlamentarios europeos

 

 

A inicios del siglo 20, los diferentes sectores están dominados, en cada país, por

los grandes monopolios[1] capitalistas. Hay que conseguir beneficios extraordinarios

para mantenerse y acrecentar la producción en un clima de competencia desenfrenada

entre grandes empresas del mismo sector. El número de trabajadores

no deja de aumentar, mientras los patronos son cada vez menos numerosos. Así

es como en Alemania, en 1920, había cerca de 200.000 especialistas en siderurgia

de la Vereinigte Stahlwerke trabajando para un único patrón, el barón del acero

Fritz Thyssen

 

 

 

Hoy en día, o sea, un siglo más tarde, los monopolios capitalistas ya no dominan

los sectores a escala nacional sino a escala mundial. Durante el último decenio,

las numerosas fusiones y compras en masa de empresas del Estado han desembocado

en una gigantesca concentración. En otros términos, los sectores de la

economía mundial están, cada vez más, bajo el control de unas pocas empresas

transnacionales (ETN). Nunca antes tantas personas trabajaron en la fabricación

de un mismo producto, se trate de un automóvil, de un avión o de un producto

derivado del petróleo.

 

Las veinte ETN más grandes emplean cada una de doscientas

cincuenta mil a medio millón de personas (véase tabla 1). Y eso, sin tener

en cuenta los subcontratistas. Una empresa como General Motors emplea en

la producción automovilística, subcontratistas incluidos, a 626.000 trabajadores

 

 

Hoy en día, este envoltorio está constituido por algunos miles de familias (¡no

más!), los propietarios privados de las mil empresas transnacionales más grandes

que, mediante estas mil empresas, controlan prácticamente toda la producción

mundial. Estas familias controlan también, directa o indirectamente, el trabajo de

cerca de mil millones de personas que venden su fuerza de trabajo y de las familias

que dependen de ellas. Controlan además la tecnología, la comunicación, el

transporte y la organización que son su propiedad privada. Controlan todo esto,

no en beneficio del desarrollo social o del progreso social, sino para maximizar

sus propios beneficios. De esta manera, la propiedad privada de los medios de

producción (empresas, tierras, medios de comunicación y de transporte) se ha

convertido en el principal obstáculo al progreso social de la humanidad

 

En el capitalismo encontramos, grosso modo, a tres clases que

se escinden en varias capas. La clase propietaria, que posee las empresas, los

bienes raíces, las máquinas y la tecnología (patentes), posee también los (grandes)

medios de producción. Se adueña de los bienes producidos. La clase media que

es la clase de los pequeños propietarios y de los pequeños productores independientes[

4]14. Y la clase obrera que es la clase sin medios de producción. Sólo

dispone de su fuerza y de su capacidad de trabajo, las que pone a la venta

 

Con su trabajo el trabajador fabrica productos: a partir del silicio, fabrica chips para

ordenadores, a partir del acero, fabrica navíos, a partir del aluminio, construye bicicletas,

a partir de la madera, elabora muebles… El valor creado de esos productos

es superior al salario. La diferencia, es lo que se llama la «plusvalía» y le pertenece

en su totalidad al capitalista

 

obreros de la industria,

del sector servicios

y de la tecnología

 

Según Negri y Hardt, puesto que «la composición del proletariado ya no es la misma,

conviene revisar su definición». «A menudo se concedía a la clase obrera un

papel preeminente (…) tanto en los análisis económicos como en los movimientos

políticos. Hoy en día esta clase obrera casi ha desaparecido del panorama. No ha

dejado de existir, pero la han desalojado de su posición privilegiada en la economía

capitalista y de su posición hegemónica en la composición de la clase proletaria.

»23 Y, añaden los dos autores, «se podría calificar el paso de la dominación de

la industria a la de los servicios, un proceso de post modernización económica, o

mejor dicho, de informatización».

 

 

«A finales del siglo 20, la mano de obra industrial perdió su posición hegemónica y

emergió en su lugar una ‘mano de obra inmaterial’, es decir una mano de obra que

crea productos inmateriales, como el saber, la información, la comunicación, las

relaciones o las reacciones emocionales», declararon Negri y Hardt. «Pensamos

que en términos cualitativos, ahora es ésta mano de obra inmaterial la que ocupa

una posición hegemónica.

 

El aumento de la productividad es la primera causa de desaparición de los empleos

en la industria. No tiene nada que ver con la «desindustrialización». Por el

contrario, se produce más, pero cada vez con menos personas. El hecho de «rechazar

» tanta fuerza de trabajo, «de abandonar sin escrúpulo» un potencial humano

tan grande, es un precepto perverso propio del capitalismo.

 

Las 300 ETN (Empresas Transnacionales ) más grandes controlan por lo menos

una cuarta parte de la producción mundial, pero proporcionan menos del 1% del

trabajo42.

 

En segundo lugar, a causa de la «subcontratación» los trabajadores se ven forzados

a ofrecer su fuerza de trabajo a subcontratistas, agencias de trabajo temporal,

sociedades IT, etc., a cambio de un salario inferior. Al mismo tiempo se constata

que una parte de la protección social desaparece. En efecto, los derechos sindicales

son prácticamente inexistentes en la mayoría de las empresas de subcontratación

y de las agencias de trabajo temporal. La subcontratación es un ataque

contra la fuerza colectiva de los trabajadores como clase.

 

La

intensificación de la competencia y las exigencias de rentabilidad invirtieron esta

tendencia y condujeron a las grandes empresas a volver a centrarse en el corazón

de sus actividades. Con esta lógica externalizaron varias funciones: limpieza de

los locales, transportes, restauración colectiva, alquiler de espacios de oficina,

contabilidad, diseño.

 

Un tercer factor responsable de la desaparición del empleo en «la industria», – y es

importante destacar que sólo se encuentra en tercera posición –, es la deslocalización.

Este traslado global de capacidad productiva no es sinónimo de desindustrialización.

Sin embargo, el traspaso de la industria de un continente hacia otro

es notorio. Concierne sobre todo al sector textil, la ropa y el calzado, así como a

ciertos sectores de la industria de alta tecnología (electrónica, semiconductores

 

Nadie puede negar que, en estos últimos diez años, las condiciones de trabajo se

han deteriorado. Mientras existió el socialismo en Europa del Este, con seguridad

social, gratuidad de la salud y la enseñanza, infraestructura cultural, transportes

públicos, pleno empleo, etc., el capitalismo en Occidente no tenía otro remedio

que otorgar concesiones al movimiento obrero. Desde que la contrarrevolución

de terciopelo hizo besar la lona al socialismo, el capital se ha vuelto más audaz.

Se vuelven a convertir las fábricas en cuarteles. El estrés ha reemplazado a la

silicosis. Los empleos fijos han sido sustituidos por empleos de media jornada y

empleos temporales, los empleos bien remunerados por empleos basura y fuera

de los convenios colectivos.

 

Interviene uno de los interlocutores: bueno yo me he enterado de muchas cosas,nos  habla Peter Mertens,que la desindustrialización de Europa, no es para tanto, las grandes empresas ,están acudiendo a las subcontratas y con eso reducen su plantilla. El aumento de la productividad es la primera causa deesaparición de los empleos en la industria. No tiene nada que ver con la «desindustrialización». Por el contrario, se produce más, pero cada vez con menos personas

 

Le interrumpe otro interlocutor: si has leído bien las subcontratas no son nada buenas para la clase obrera, cobran inferiores salarios y están socialmente más desprotegidos .

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Astragalus lusitanicus FLora of the Sierra de Aracena.Spain

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