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Lo de Fukushima supone un frenazo a las nucleares
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Lo de Fukushima supone un frenazo a las nucleares
Vamos a la tertulia del University College
El moderador interviene: todos días buscamos en las noticias de TV, que sucede con la central de Fukushima, y lo que nos llega es poco esperanzador.El pesimismo nos viene, este asunto de la central nuclear tiene muy mala solución.Vamos hoy a analizar el libro de Eduard Rodríguez Farré y Salvador López Arnal:¿ Por qué Chernóbil no fue la última advertencia?.Es una publicación muy bien documentada, que nos hace ver que las centrales nucleares no son tan limpias y baratas como se han presentado a veces, si no más bien muy peligrosas. Por otro lado comenta que no resuelven las enormes necesidades de energía que demanda el mundo moderno
Por qué Chernóbil no fue la última advertencia?
Eduard Rodríguez Farré y Salvador López Arnal
Editado por Rebelion.org. Marzo de 2011.
Quienes hablan, hoy, de seguir construyendo
reactores nucleares no han comprendido nada de la
tragedia de Chernóbil. Y Chernóbil era, quizá, la última
advertencia de la que podíamos aprender, si es que ha de
existir en el futuro una humanidad libre sobre una Tierra
habitable.
Mi convicción personal es que la única energía nuclear
limpia y segura, que hemos de reivindicar sin tregua, es la
de las reacciones de fusión que tienen lugar en el interior
del sol y nos llegan luego en forma de bendita luz solar
que caldea la atmósfera, mueve los vientos y nutre la
vida.
Jorge Riechmann (2007)
Fukushima. Japon es la tercera potencia nuclear del mundo (la segunda, tras Francia, si
lo analizamos en terminos de poblacion), la tercera economia del mundo, la segunda
hasta hace muy poco, y la empresa propietaria de la central, una gran corporacion
privada nipona, la TEPCO, en la que verdad y la transparencia no rigen, es seguramente
la tercera compania electrica del mundo.
I. Verano de 2007: secretos y mentiras
Finales de julio de 2007. Un terremoto de intensidad 6,8 golpea la provincia de
Niigata, en la isla de Honsu, a 200 km de Tokio y pone fuera de funcionamiento
Kashiwazaki-Kariwa, una gigantesca planta nuclear, una de las mas grandes del mundo.
Nueve personas fallecen y un millar resultan heridas a causa del terremoto. Se destruyen
o dan unas 800 casas; vias y puentes quedan impracticables; se corta el suministro de
agua, gas y electricidad; se averían instalaciones industriales de la zona.
El accidente genero preocupacion sobre la seguridad de ‘lo nuclear’. La planta,
propiedad de la TEPCO (Tokyo Electric Power Company), posiblemente este situada
encima de la línea de una falla sismica. Los informes elaborados en aquellos momentos
hablaban de fugas radiactivas, de conductos obsoletos, de tuberías quemadas, aparte de
los incendios. Varios centenares de barriles de residuos radioactivos se vinieron abajo.
Marina Forti, una informadísima periodista especializada en problemas ecologicos y
mediombientales, hablaba de mas de 1.000 litros de agua radioactiva vertidos al mar3, y
de fugas de isotopos radiactivos en la zona
El portavoz de TEPCO tuvo que aceptar que los reactores de la central nuclear
fueron diseñados para resistir terremotos, pero solo –insistió- hasta determinada
intensidad, inferior a la magnitud del seísmo registrada aquel lunes de julio de 2007. Se
desplomo con ello uno de los últimos mitos sobre seguridad de la industria nuclear: la
creencia cientificista de que es posible construir plantas capaces de resistir todo tipo de
terremotos.
Fukushima. Japón es la tercera potencia nuclear del mundo (la segunda, tras Francia, si
lo analizamos en términos de población), la tercera economía del mundo, la segunda
hasta hace muy poco, y la empresa propietaria de la central, una gran corporación
privada nipona, la TEPCO, en la que verdad y la transparencia no rigen, es seguramente
la tercera compañía eléctrica del mundo.
A principios de 2006 existían en el mundo 443 reactores nucleares en
funcionamiento. Estaban localizados en 31 países y proporcionaban, aproximadamente,
el 16% de la electricidad mundial. Los seis principales Estados productores -Estados
Unidos, Francia, Japón, Alemania, Rusia y Corea del Sur- generaban las tres cuartas
partes de la energía total. Francia seguía siendo, sigue siendo, el pais mas
“nuclearizado”: en torno al 80% de su electricidad tiene ese origen.
Manuel García, jr. resumía en cinco puntos sus razones contra el uso civil, no ya
militar, de la energía nuclear:
(1) Es una energía ineficiente: es probable que tenga que ser utilizada mas
energía para construir, mantener y proteger las instalaciones de energía nuclear y para
proteger el legado de desperdicios que genera, que la que se llegue algún día a
suministrar como electricidad.
(2) Es insegura: los reactores nucleares requieren inmensas cantidades de agua de
refrigeración. Las que están ubicadas cerca de ríos han tenido, incluso, que cerrar en
tiempos de sequia creando escasez de suministro. Como el poder nuclear esta tan
centralizado, cualquier instalación de reactores que este incapacitada por el motivo que
sea causara un déficit en su red, lo que podría requerir la compra a corto plazo de
energía de combustibles fósiles o quedarse sin energía.
(3) Es lenta: construir una planta de energía nuclear toma tanto tiempo que esa
tecnología no puede ser montada efectivamente, ni desmantelada fácilmente según el
caso, para reaccionar ante cambios en el volumen y en la distribución geográfica de la
demanda de energía.
(4) Es peligrosa: utiliza para su funcionamiento las sustancias mas peligrosas que
conocemos desde el punto de vista físico y este extremo peligro crea monumentales
problemas de manejo de riesgos y seguridad. Además, la posibilidad de la proliferación
de armas nucleares es muy real.
(5) Es costosa: las características mencionadas aumentan el coste de la
tecnología, y este coste es considerable en cada una de las dimensiones: fiscales,
políticas y ecológicas. Si la energía solar, (y la generación y almacenamiento
relacionados con ella, y las micro-redes recibieran la misma cantidad de subsidios
gubernamentales, y ni siquiera durante todas las décadas en que ha recibido ayuda la
energía nuclear, tendríamos, en opinión del físico y activista norteamericano, un sistema
mucho mejor de energía eléctrica ”desde todos los puntos de vista imaginables, excepto
el del control monopolístico de una necesidad social”.
Tal como se señala en el informe CiMA (Científicos por el Medio Ambiente), los
efectos sobre la salud y el medio ambiente producidos por las radiaciones ionizantes de
las centrales y el conjunto de la actividad industrial nuclear son de muy compleja
evaluación debido, entre otras razones, a la dificultad de estudiar su incorporación en la
cadenas tróficas, la reconstrucción de las dosis de exposición de las poblaciones objeto
de estudio, así como por la variedad de las respuestas biológicas que se producen
Desde el punto de vista científico, no es posible en la actualidad estimar una dosis
por debajo de la cual las radiaciones ionizantes no produzcan efectos patológicos. Es
importante señalar que, en este caso, la relación causa-efecto no es de tipo lineal, sino
que depende de múltiples factores: la intensidad y la naturaleza de la fuente de
radiación, la dosis total recibida, la duración temporal de la exposición, la edad de la
población expuesta o la susceptibilidad individual, etc. Puede decirse, por tanto, que no
existe una dosis de radiación que sea segura.
La industria nuclear esta sumida en una profunda crisis. En el mundo existen 443
reactores nucleares comerciales, con una potencia instalada de 369 Giga vatios. La
energía nuclear, presentada hace 35 anos como la alternativa al petróleo, al gas natural y
al carbón, hoy solo representa el 5,7% del consumo mundial de energía primaria, a
pesar de los dudosos métodos de contabilidad que consideran el calor producido en la
fisión y no la electricidad realmente generada.
La energía nuclear, teniendo en cuenta sus costes reales si se calculan
correctamente, sus peligrosos problemas de seguridad, el almacenamiento no resuelto de
los residuos, la existencia de alternativas mejores como las centrales de ciclo combinado
de gas natural y los aerogeneradores eólicos, el aumento de la eficiencia de las energías
renovables, el desarrollo de la tecnología termo solar y fotovoltaica, y la oposición,
deseemos que creciente, de una opinión publica bien informada y activa, no tiene un
futuro halagüeño, a pesar de los esfuerzos realizados para disenar nuevos reactores mas
seguros utilizando para conseguirlo enormes recursos públicos
No hemos aprendido. “No hay fuente de energía alternativa si queremos asegurar
una gran cantidad de energía. Para apoyar la economía japonesa no tenemos otra opción
que el uso de la energía nuclear. La gente tiene que entender ese punto” [5], ha afirmado
Kaoru Yosano, el ministro de Finanzas japonés, tras una reunión del gabinete nipón
cuatro o cinco días después del seísmo y la catástrofe.
Anexo: Entrevista a Eduard Rodríguez Farré
“En el nucleó de un reactor nuclear existen mas de 60 contaminantes radiactivos
a partir de la fision del uranio, unos de vida muy larga y otros de vida muy corta, pero
casi todos tienen una gran afinidad con nuestro organismo y se acumulan en el, ya que
son parecidos a nuestros elementos biológicos”.
Caty Arevalo.
La radiación «ni se ve ni se huele, pero sus efectos son a largo plazo y dañaran la
salud y el medio ambiente durante años», asi describe las consecuencias del accidente
nuclear ocurrido en una central japonesa, Eduard Rodriguez-Farre, radiobiólogo del
Consejo Superior de Investigaciones Cientificas.
Rodriguez-Farre, uno de los mayores expertos internacionales en radiaciones
nucleares y autor de estudios sobre las consecuencias de la catastrofe nuclear de
Chernobil, afirma que de entre esos 60 contaminantes, los que tendrían mayores
consecuencias para la salud humana serian el yodo, el estroncio 90 y el cesio (C-137).
«El yodo afecta inmediatamente y deja mutaciones en los genes, a partir de las
cuales se puede desarrollar luego el cáncer de tiroides», sostiene el toxicólogo, quien
recuerda que el accidente de Chernóbil multiplico por diez los casos de cáncer de
tiroides en Centroeuropa.
Por su parte, «el estroncio se acumula en los huesos un mínimo de 30 anos, como
si fuera calcio, y durante anos continua irradiando el organismo; mientras que el cesio
queda depositado en los músculos».
Ambos contaminantes «aumentan el riesgo de todo tipo de canceres, especialmente de huesos,
musculos y tumores cerebrales, disminuyen la inmunidad del
organismo y aumentan la capacidad de sufrir otras patologías».
Además, «la radiación altera la reproducción», ha recordado este medico,
miembro del Comité Científico de «Nuevos riesgos para la salud» de la Union Europea,
y «afecta mas a las mujeres que a los hombres».
La explicación estriba en que «los espermatozoides se regeneran totalmente cada
90 días y un espermatozoide alterado desaparece en ese periodo, pero los óvulos están
en los ovarios toda la vida, y si un ovulo alterado por la radiación es fecundado
posteriormente, habra malformaciones en el feto, aunque sea anos después».
Mas complicado es luchar contra la principal vida de contacto con los
contaminantes: «la inhalación», ante la cual prácticamente solo son efectivas pastillas de
yodo como las que las autoridades japonesas están repartiendo a la población. «El
tiroides cuando esta repleto de yodo, elimina el que le sobra, asi que si tu saturas de
yodo normal el tiroides -con las citadas pastillas-, ayudas a que si inhalas yodo
radiactivo lo elimines rápidamente», aclara.
Interviene uno de los interlocutores: El suceso de Fukushima, distorsiona no solo la política mundial sobre las centrales nucleares, sino la política medioambiental en general. Ahora que llevamos dos cumbres seguidas sobre el Cambio climático la de Copenhague y Cancún, que se lucha para evitar las emisiones de CO2 de los combustibles fósiles, se abría una esperanza con la energía nuclear, ante el calentamiento global de la tierra.
Le interrumpe otro interlocutor: claro si se detienen las centrales nucleares, empezaremos a quemar mas
combustibles fósiles, mas carbón y mas petróleo. Por lo tanto nuestras esperanzas en la disminución de las emisiones de CO2 se desvanecen. Confiemos en que la energía eólica y la solar sean el futuro del mañana.
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Monte Igueldo. San Sebastian
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