Flora Cantábrica

Matias Mayor

Archivo del 17 agosto, 2023

Tercera aparición de Nuestra Señora

Lugar: Cova da Iria

 

Fecha: 13 de Julio de 1917

 

 

Personas presentes: entre 4.000-5.000 ó 2.000-3.000

«– ¿Usted que es lo que me quiere?

– Quiero que vengan aquí el día 13 del mes que viene, que continúen rezando el rosario todos los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque solo Ella os puede ayudar.

– Quería pedirle que nos dijera quién es, y que haga un milagro para que todos crean que usted se nos aparece.

 

– Continúen viniendo aquí todos los meses. En octubre diré quién soy, lo qué ´quiero, y haré un milagro que todos podrán ver, para creer.

[– Tengo aquí una petición para que usted convierta a una mujer de Pedrógão y una de Fátima y mejore a un niño de Moita.
Ella dijo que las convertía y mejoraba en un año.]

– Santificáos por los pecadores y decid muchas veces y en especial cuando hagáis algún sacrificio: «Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María».
Al decir estas últimas palabras, abrió de nuevo las manos, como en los dos meses anteriores.

El reflejo pareció penetar en la tierra y vimos como un gran mar de fuego. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fueses brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían junto con nubes de humo, cayendo por todos los lados, semejante al caer de las chispas en los grandes (incendios), sin peso ni equilibiro, entre giros y gemidos de dolor y deseperanza que horrorizaba y hacía estremecer de pavor (¡debió ser al enfrentarme con esta imagen que di ese grito ahi! Dicen haberme oido). Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como carbones negros en la brasa. Asustados y como pidiendo socorro, levantamos las vista hacia Nuestra Señora, que nos dijo con bondad y tristeza:

 

– Vísteis el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os diga, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero, si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo de sus crímenes, por medio de la guerra, de hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
Para impedirla vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados. Si atienden mis peticiones, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas. Por fin Mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la Fe.

 

 

Esto no se lo digáis a nadie. A Fracisco, sí, podéis decírselo.
Cuando rezáis el rosario, decid después de cada misterio: «Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas«.
Se siguió un instante de silencio y pregunté:

– ¿Usted no me quiere nada más?

– No. Hoy no quiero nada más.»

Memórias da Irmã Lúcia I. 14.ª ed. Fátima: Secretariado dos Pastorinhos, 2010, p. 176-177 (IV Memória); a secção entre parênteses retos consta do interrogatório do pároco, de 14 de julho de 1917, em Documentação Crítica de Fátima, vol. I. Fátima: Santuário de Fátima, 1992, p 13-15; a secção entre chavetas constitui a célebre terceira parte do segredo de Fátima (Memórias da Irmã Lúcia I, p. 213).

 

 

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